Juzgan a puerta cerrada a un hombre acusado de abusar de la hermana de su pareja, menor de edad
Por Natalia Puga
El próximo 2 de marzo se retomará a puerta cerrada el juicio contra un pontevedrés acusado de abusar sexualmente de la hermana de su pareja, menor de edad y que acudía a su casa para cuidar a su hijo. El juicio comenzó este martes en la sección segunda de la Audiencia, pero no ha podido tomarse declaración a todos los testigos, de modo que deberá continuar en una segunda sesión.
En la primera sesión, este martes, todo el juicio se celebró a puerta cerrada en aras a la debida protección de la víctima y minimización de la victimización secundaria. Además, la chica, menor de edad, declaró adoptando las medidas necesarias para evitar la confrontación visual con el acusado.
Durante la jornada de este martes declararon, según pudo saber PontevedraViva, el acusado, su víctima, una testigo y peritos. Ahora queda pendiente otra persona que acude como testigo y que no había sido debidamente citada para la jornada de este martes. A pesar de que desde la Audiencia se intentó realizar las gestiones necesarias para que declarase igualmente, el abogado defensor pidió que se cite de forma oficial y se vuelva a celebrar otra vista.
La Fiscalía considera que el acusado es autor de un delito continuado de abusos sexuales con acceso carnal a menor de 16 años con la agravante de parentesco y pide que sea condenado a 11 años de prisión, la prohibición de aproximarse a la víctima, a su domicilio o a cualquier lugar frecuentado por ella, dentro de un radio de 500 metros durante 12 años y la medida de libertad vigilada una vez que salga de prisión.
La fiscala del caso también pide para el acusado la pena de inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad durante un tiempo superior en cinco años a la pena de privación de libertad y que indemnice a su víctima con 10.000 euros por los daños morales.
Los hechos ocurrieron en la zona sur de la provincia de Pontevedra en el verano de 2016, cuando la menor comenzó a acudir a la casa de su hermana y el acusado para cuidar del hijo que tenían en común. A partir de julio, la Fiscalía sostiene que, estando a solas con la menor y para satisfacer sus instintos sexuales, el acusado se metió en su cama y le efectuó tocamientos. Ese comportamiento lo repitió días más tarde estando la niña tumbada en el sofá de la vivienda, si bien ese día, además, la violó.
A partir de ese momento y hasta aproximadamente el mes de marzo de 2017, fueron frecuentes los besos, tocamientos y las relaciones sexuales completas con la niña, aprovechando siempre la circunstancia de que la menor confiaba en el acusado como marido de su hermana así como el hecho de encontrarse a solas con ella en su vivienda.
Como consecuencia de estos hechos, la niña sufrió tres ingresos hospitalarios motivados por intentos de autolisis y crisis de ansiedad, presentó lesiones psíquicas con sintomatología ansioso-depresiva y le ha quedado como secuela un trastorno de adaptación con alteración de las emociones.