Un acusado de maltrato habitual, acoso y abusos a su pareja sostiene su inocencia: "nunca la obligué a nada"
Por Natalia Puga
La Fiscalía y la acusación particular le atribuyen siete delitos diferentes -abusos sexuales con penetración, hurto, amenazas graves y maltrato habitual, lesiones, coacciones y acoso contra la mujer-, pero él niega la mayor y asegura que ninguno de los episodios violentos ocurrieron. "Nunca la obligué a hacer nada", asegura, y añade que "siempre que hicimos algo, fue cosa de los dos".
Es Francisco, vecino de Vilagarcía de Arousa que este jueves se sentó en el banquillo de los acusados de la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra y se enfrenta a una petición de condena por parte de la Fiscalía de 19 años de prisión por maltratar física y psicológicamente a su pareja durante sus ocho años de relación.
La víctima declaró a puerta cerrada, de modo que su declaración no ha trascendido, pero sí la opinión de los psicólogos y forenses sobre la misma. Los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) ratificaron que la mujer presenta "sintomatología compatible con estrés postraumático", presenta un "trastorno adaptativo", "angustia" y "ansiedad" y todas las situaciones que relata -y que sustentan la acusación contra su ex marido- son compatibles con esta situación actual.
Dos de esos especialistas del Imelga también confirmaron que el acusado presenta "un discurso sin alteraciones formales, espontáneo y con coherencia narrativa" y reconocieron que hay posibilidades de que el acusado y la víctima digan la verdad, si bien "cada una cuenta la verdad desde su punto de vista".
Al respecto, puede resultar crucial el testimonio de una psicóloga que este jueves no pudo declarar ante el tribunal porque se encuentra de baja médica, de modo que la Audiencia ha decidido suspender el fin del juicio hasta su recuperación para que pueda declarar.
En cuanto al procesado, él negó todos los hechos y ni siquiera reconoció los ocho años de relación con su supuesta víctima que refieren ella y la Fiscalía. Él habla de un noviazgo de cinco a diez años en el que convivieron en el piso de ella.
La Fiscalía recoge que durante el tiempo que se prolongó esa relación, "y de forma cada vez más intensa conforme iba avanzando la misma", ejerció sobre ella "constantes y reiterados actos de violencia física y psíquica, llegando a insultarla, menospreciarla, amenazarla y agredirla físicamente y, con el ánimo de controlarla y someterla a su voluntad, se dedicó también a revisar su teléfono móvil y controlar sus amistades". Además, en muchas ocasiones, cada vez que él acababa su jornada laboral y regresaba al domicilio donde ambos convivían, sin previo aviso, le introducía la mano en la vagina.
Él negó insultos, agresiones, amenazas o abusos y tan solo reconoció que la convivencia no siempre era perfecta, sino que "unos días bien y otros de discusiones" y que en esas discusiones algunas veces hablaba alto, pero no llegó nunca a agredirla ni insultarla y no la amenazó "nunca".
Además, indicó que rompieron la relación dos veces y que, después de la primera, ella le denunció y luego retiró la denuncia. Además, tras esa ruptura, él fue a su casa y mantuvieron relaciones sexuales, pero fueron "siempre consentidas por ella" y él "nunca fui a molestarla". Una amiga de ambos, sin embargo, declaró en el juicio que nunca presenció una agresión, pero sí que ella la llamó muchas veces para que fuese a buscarla y, al llegar, le notaba la ropa rota o lesiones.
"Nunca llegué a hacer nada malo", aseguró, y añadió también que ella le denunció "unas cuantas veces", siempre que él se iba de casa o rompía la relación, "si me iba, me decía que me iba a poner una denuncia; volvíamos y me la quitaba".
Aseguró, además, que él nunca le levantó la mano, pero ella a él sí, aunque no le da vergüenza admitirlo. "Me da vergüenza, pero sí llegó a agredirme", insiste, y le atribuye a ella mal carácter, "con nada de chispa, se alteraba".