Tiene 21 años, habiliidades innatas para el dibujo y estudia Empresariales. En 2020, durante el confinamiento, Pablo Ozores sintió la imperiosa necesidad de escuchar a su creatividad y plasmarla. Y surgió Ozo, el alter ego artista con los pinceles, los rotuladores y los sprays. Un dispendio de color, de su imaginario infantil a través de la animación, de su revisión de ciudades icónicas o de los años 60.
Instagram fue el escaparate a través del que comenzó a exhibir su destreza artística. A los dibujos, los cuadros, añadió el textil. Camisetas, sudaderas, bolsos, mascarillas, pasaron por el filtro de su imaginación y el primer sorprendido fue él; fueron los dos, Pablo y Ozo: "si la gente me estaba diciendo que les gustaba, mi forma de ofrecérselo era esa, ponerlos a la venta para que tuvieran los suyos", recuerda en el podcast 'Cara a cara'.
Y así, animado por los comentarios de su entorno entró en acción el estudiante empresarial. Creó su propia web para emprender y también su marca: Ozo Supply. Rentabilidad y creatividad discurren paralelas en su proyecto, aunque dice en PontevedraViva Radio que es "el estudiante de empresariales el que siempre está ahí, en el sentido de que el artista a veces olvida que se debe a su público y que esté dispuesto a consumir lo que hace".
Ambición, inconformismo, pasión, son motivaciones que acompañan a este joven de O Grove. A comienzos de verano prevé sacar a la venta un par de prendas más. Ozo y Pablo siguen creciendo, el artista y el emprendedor, sin perder el entusiasmo por seguir haciendo aquello que le apetece hacer, porque el error sería no intentarlo, sea a la edad que sea.