Una pareja madrileña encuentra una perla en una ostra en O Bioco
Por Cristina Saiz & María José Pita
¿Cuántas probabilidades hay de encontrar una perla dentro de una ostra? Todo depende de si se trata de un molusco cultivado o salvaje, del tamaño, la edad o la zona de cría.
A falta de un acuerdo, de lo que no hay duda es de que el caso del restaurante-vinoteca O Bioco, de Pontevedra, es excepcional. Por segundo año consecutivo, una pareja se topó con una perla en el interior de una ostra.
Mónica Garrido Carballo, la copropietaria de O Bioco, nos relata el momento. "Al servirles las ostras les explicamos, como siempre, cómo se crían, de dónde vienen, cómo se tienen que comer, sin limón, masticarlas 4 o 5 segundos para que se te llene la boca de todos los sabores del mar", y en este punto estuvo la clave para que la perla no pasase directamente al tubo digestivo del comensal. "Empezaron a tomarlas y de repente el chico me llama y me dice 'mira, mira' y ahí estaba la perla pequeñita pero súper bonita porque estaba perfecta".
La casualidad fue doble, ya que los planes iniciales de esta pareja madrileña de vacaciones en O Grove eran pasar el día en la playa. Debido al mal tiempo, decidieron hacer parada en Pontevedra, visitar su centro histórico y en la calle Manuel Quiroga llegaron hasta O Bioco. "Vieron el cartel de fuera en el que anunciamos que tenemos ostras de O Barqueiro y entraron. Pidieron dos vinos y cuatro ostras, dos pequeñas y dos medianas".
Las perlas naturales se forman con la entrada de un cuerpo extraño en el interior del molusco que, como método de protección natural, cubre la partícula que proviene del exterior con una sustancia llamada nácar. Lo curioso de esta ocasión es que la perla ha aparecido en una ostra pequeña, "debe tener unos 8 o 9 meses, es rarísimo que salga en una ostra tan pequeñita; generalmente salen cuando son mayores, cuando tienen más meses y mayor tamaño".
Además de la perla, esta joven pareja se ha querido llevar también la concha de la ostra como recuerdo. Su intención es inmortalizar este momento. Mónica Garrido les recordaba que "yo también soy diseñadora de joyas y ropa y a las dos perlas anteriores que encontramos les hice un diseño, una con un pececito y otra con una mano cogiendo la ostra; parece que les gustó mucho la idea de hacer el pez, y donde está el ojo poner la perlita".
En los 9 años que llevan ofreciendo este producto es la tercera vez que aparece una perla, las anteriores en 2016 y 2020. En todos los casos se trata de ostras salvajes que proceden de O Barqueiro, el pequeño puerto pesquero coruñés a los pies de Estaca de Bares. "Les dimos el teléfono de la presidenta de la cofradía y me imagino que se irán con ellas a conocer el pueblecito y a ver si les dejan pasar a ver todo el banco natural, que es alucinante, y ver dónde se crían salvajes las ostras, no en batea, entre 4 y 5 kilómetros de costa, y donde solo pueden bajar las mariscadoras".
Cada día reciben una remesa, que en jornadas pueden llegar a doblar con un segundo pedido. "Si por la mañana vienen muchos turistas podemos llegar a pedir dos veces". Los comensales pueden tomar desde una sola ostra hasta la cantidad que deseen o "fin de existencias".
Las ostras ya se han convertido en el producto estrella del verano en este local situado frente al Liceo Casino. En otoño, siempre nos sorprende con hallazgos de setas de gran tamaño, el otro reclamo imprescindible de su carta. "Nosotros somos de mar y montaña", finaliza Mónica Garrido.
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