La larga espera de las familias: "Hablé con él a las seis de la tarde, me dijo que me iba a llamar a la una y ya no se pudo"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Carolina llora desconsolada, un familiar la sujeta para evitar que se desvanezca, pero, tras permanecer varios minutos en la sede de la empresa armadora Pesquerías Nores, el dolor la supera y apenas puede hablar. Es el rostro de la desesperación y, a través de ella, se puede saber cómo se están viviendo estos duros momentos en Marín. La suya es la viva imagen de cómo la ausencia de noticias va debastando a las familias de los 21 tripulantes fallecidos o desaparecidos en el 'Villa de Pitanxo', todas excepto las de los tres que aparecieron con vida.
En su caso, llora por la falta de noticias sobre su marido, Jonathan Calderón, de 39 años, y con quien tiene dos hijos de 10 y 16. Naturales de Perú, llevan años en Marín, y él 22 trabajando en la misma empresa armadora. Los últimos 12 ha trabajado en este mismo barco que ahora ha desaparecido en las aguas de Terranova, en el que es contramaestre.
La gran experiencia de Jonathan en el mar también la tiene Carolina en tierra, esperando. Y le permite saber cuándo hace mala mar en Terranova. El lunes 14, último día que habló con él, no le dio la sensación que fuese de los peores.
"No había malas condiciones porque cuando hay malas condicIones yo escucho y ya conozco ese sonido y le pregunto a mi esposo", asegura. El lunes él sí le dijo que "hacía mucho frío".
Pudo hablar con él poco menos de doce horas antes del naufragio, a las seis de la tarde. "Hablé con él a las seis y cuarto de la tarde, de antes de ayer, y después me dijo que me iba a llamar a la una y ya no se pudo", lamenta, sobre una llamada que nunca se produjo, previsiblemente porque en ese momento, de madrugada ya, sí había empeorado el mar.
Sí sabe que se conectó a las 4.35 horas de la madrugada, pero no hablaron. "A esa hora supuestamente ha sido el episodio ese", lamenta.
Tras hablar con la armadora, lamenta la falta de noticias, pero entiende lo complicado de la situación. "Se están centrando en los barcos, lo están gestionando ellos", indica.
Tampoco quiere entrar en polémicas y posibles causas de lo ocurrido, no es el momento. "Gracias a Dios hay tres personas que están con vida y, cuando vengan, darán las respectivas explicaciones". Ahora tan solo quiere tener respuestas a otras dos preguntas: ¿Su marido ha fallecido? y, si es así, ¿Se podrá recuperar su cuerpo?.
Como ella, durante toda la mañana de este miércoles han ido pasando por la sede de la armadora en el centro de Marín muchos familiares y amigos de los tripulantes del barco, todos con semblante similar, muchos desbordados por la situación y por la cantidad de medios de comunicación que se concentran a las puertas de la empresa, uno de los epicentros informativos de la mayor tragedia marítima que se recuerda en Marín.
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