Prohíben a la mujer que arrojó una botella a un vecino acercarse a la víctima durante diez años
Por Redacción
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra absuelve a María Teresa L.R. como autora de un delito de asesinato en grado de tentativa al intentar matar a su vecino lanzándole a la cabeza una botella de vidrio a través de la ventana de su piso de la calle Herreros de Pontevedra.
La sentencia le impone como medida de seguridad la prohibición de acercarse a la víctima y de comunicarse con ella por un período de diez años, además de la obligatoriedad de someterse a un control médico periódico.
El tribunal provincial la absuelve al entender el tribunal que concurre la eximente completa de "alteración psíquica" al padecer un trastorno de ideas delirantes que guarda relación directa con el motivo de la agresión y que altera totalmente el juicio de la realidad. El propio fiscal en su escrito de acusación pidió su condena por un intento de asesinato, pero no su ingreso en prisión.
Según trasladaron los peritos forenses durante el juicio, con el correcto seguimiento médico puede controlase su enfermedad, de ahí que no pedira su ingreso en prisión.
En cuanto a la víctima, su vecino, Juan B.A. de 82 años, deberá ser indemnizado con la cantidad de 23.347,67 euros, además de la cantidad que se acredite en la fase de ejecución de la sentencia por las medidas de adaptación que la víctima ha tenido que realizar en su vehículo para poder seguir conduciendo.
Durante la vista oral, celebrada el pasado 29 de octubre, María Teresa negó los hechos.
Sin embargo Juan B.A., asegura que la vio tirar la botella, dos vecinos declararon que vieron cómo se lanzaba el objeto desde la ventana de su piso y un tercer testigo asegura que vio cómo se cerraba su persiana una vez que el hombre estaba ya tirado en el suelo de la calle con un golpe en la cabeza.
La botella que golpeó a Juan B.A. era de cristal de la marca de agua Cabreiroá y en la casa de la procesada la Policía Nacional encontró dos cajas de esta misma marca a las que faltaba una botella, pero no se ha podido probar que tuviesen el mismo origen, no se realizó prueba de ADN que confirmase que la acusada la había lanzado. La mujer se negó a que le tomasen muestras para cotejarlas con los restos del vidrio.