Detener el reloj de tu piel es posible siguiendo estos consejos expertos
El envejecimiento facial comprende una serie de fenómenos que dan lugar al aspecto envejecido con el paso de los años, y es que son muchas las personas que se preguntan cuándo empieza a notarse este proceso de envejecimiento en nuestra piel.
Pues bien, la respuesta es que la piel comienza a envejecer a partir de los 25 años, donde podemos apreciar pequeñas arrugas alrededor de los ojos y alguna imperfección cutánea como manchas o marcas por acné. Pequeños signos que dependen en gran medida de la genética, la exposición solar, el tabaco y el estrés. Pero también influye mucho la alimentación en el estado de la piel, una dieta equilibrada ayuda a mantener la piel sana y bonita.
Estos signos irán en aumento, pero al acercarse a la premenopausia, a partir de los 40 años, los cambios son más acusados ya que vamos a producir menor cantidad y de más baja calidad tanto de colágeno como de elastina, con la consiguiente pérdida de firmeza de la piel, que se volverá más fina en sus capas profundas y más gruesa en las superficiales, haciéndose visibles arrugas profundas, sequedad cutánea y manchas más marcadas.
¿Qué puedo hacer para evitar el envejecimiento en mi piel?
Pues bien, para evitar estos signos naturales de la piel con el paso de los años será muy importante el cuidado diario a través del uso de cremas hidratantes, protector solar, llevar una dieta variada y equilibrada, dormir las horas suficientes…
El envejecimiento de la piel es una suma de factores y los tratamientos médicos y quirúrgicos actúan sobre cada uno de ellos
Pero con tantos factores asociados y tantos fenómenos fisiológicos concurrentes, esas ganas de detener el reloj, incluso teniendo unos hábitos diarios saludables, nos pueden llevar a la suma de varios actos, médicos y quirúrgicos, para actuar sobre cada uno de ellos: mejorar la hidratación y la calidad de la piel mediante peelings y mesoterapia, disminuir las arrugas empleando Botox y ácido hialurónico, recuperar el volumen mediante sustancias de relleno más profundas, extirpar la piel sobrante como la de los párpados, retensar los músculos realizando un lifting facial, recuperar el volumen de los labios y de los pómulos mediante lipotransferencia...
Pero las estructuras profundas también se resienten: se pierden las capas grasas debajo de la piel, los músculos pierden volumen y se vuelven flácidos y el hueso se reabsorbe, siendo más notable en los párpados, pómulos y alrededor de la boca, resultando un cambio de reestructuración facial que proporciona el aspecto senil.
No existe un tratamiento único para todos, sino específico para cada paciente
En cuanto a los procesos médicos y quirúrgicos hay que tener en cuenta que el proceso de envejecimiento es diferente en cada paciente, y como consecuencia a esto podemos afirmar que no existe un tratamiento único para todos, sino un tratamiento específico para cada paciente en cada fase de envejecimiento.
La capacidad de establecer estas diferencias en el diagnóstico y la terapéutica es lo que hace necesaria la valoración por un médico especialista, con capacidad para integrar los distintos tratamientos adecuados para cada paciente.
* Este artículo ha sido elaborado por:
María Jesús Álvarez, médico cirujana plástica del Servicio de Cirugía Plástica Quirónsalud Miguel Domínguez
Virginia Archanco, médico especialista en Medicina Estética de la Unidad de Medicina Estética Quirónsalud Miguel Domínguez
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