'La ley de mi segunda oportunidad. Cómo conseguí superar una crisis financiera y volver a empezar' puede catalogarse como un libro de autoayuda. Álvaro Agulla describe en estas páginas su experiencia, las vicisitudes a las que se enfrentó, la herramienta que encontró para llegar a una solución y el desenlace que tuvo. El relato de dicho periplo puede servir de guía para otros particulares o autónomos que se vean en una tesitura semejante.
Agulla estima que poco más de treinta mil personas se habrían acogido a esta normativa desde su aprobación: "una cifra ínfima teniendo en cuenta todos los problemas que se han generado estos años entre particulares y autónomos. Italia, Alemania o Inglaterra la tienen hace años y funciona muy bien para la ciudadanía, no claro para los bancos, que pierden un dinero", comenta en el podcast 'Cara a cara'.
Este bueuense, afincado en Marín y profesionalmente dedicado a la comunicación, se acogió a la Ley de Segunda Oportunidad dos meses antes del inicio del confinamiento, una circunstancia sobrevenida a la pandemia que además supuso una guillotina en el sector con el que estaba trabajando y que se ha prolongando hasta bien entrado el 2021, cuando empezó a retomar la actividad muy lentamente.
En la charla que mantenemos en PontevedraVIva Radio también emergen cuestiones como las connotaciones peyorativas que acompañan a la palabra fracaso empresarial y alerta sobre la cara b que tienen las promocionadas tarjetas revolving.