El Carabela 2.0 se presenta en sociedad: "Quisimos mantener su esencia pero dotándolo de cierta modernidad"
En medio de una gran expectación este miércoles ha reabierto sus puertas el Carabela. Tras dos años cerrada, la emblemática cafetería de la Praza da Ferrería ha iniciado una nueva etapa. Lo hace con aires renovados y un concepto similar a los clásicos bistrós parisinos.
En apenas unos minutos, todas las mesas de este "Carabela 2.0", como lo describe su propietario, Miguel Álvarez, fueron ocupados por clientes ávidos de conocer el nuevo local, que no perdieron detalle de todos los cambios que ha sufrido el establecimiento.
"Sabemos que ha habido bastante polémica con la renovación", reconoce el empresario, que explica a PontevedraViva que el local estaba "en un estado lastimoso" cuando se hicieron cargo de él. "Estaba mucho peor de lo que pensábamos", ha señalado.
El cambio ha sido "total y absoluto", al haberse renovado la estructura, las acometidas y todas sus instalaciones. Eso sí, "adaptándolo al espíritu inicial que tuvo" cuando abrió como cafetería y restaurante allá por el año 1946.
Miguel Álvarez, responsable entre otros de La Pepita en Santiago, sostiene que este nuevo Carabela "es más moderno y, a la vez, también tradicional porque mantiene la esencia que tenía el local".
En la nueva decoración hay diversos guiños a la historia de la cafetería. Así, todo su personal viste una chaquetilla que emula al uniforme clásico del local, la tapicería y la distribución de los sofás es parecida a la original y el tipo de suelo "es bastante similar", según su responsable.
"Hoy en día todo lo vintage está de moda y todo esto encajaba bastante bien", señala Álvarez, que destaca a la entrada del establecimiento se colocaron reproducciones del histórico mural, el friso de Conde Corbal que recubría la parte superior de la barra.
Esta pieza, según el propietario del nuevo Carabela, ha sido cedida al Concello de Pontevedra para que, posteriormente, pueda exhibirse en el Museo. Desde esta última institución aclaran que, por ahora, no ha habido contactos formales o informales para su depósito.
Fuentes consultadas por este periódico aseguran que el mural se encuentra actualmente en manos de la familia Alvariño, propietarios del Carabela durante varias generaciones.
Otro de los grandes cambios es que este Carabela "es más restaurante y no tanto cafetería". Abrirá de 13:30 a 16:00 horas y de 20:00 a 23:30 horas con una oferta gastronómica pensada para "compartir y tapear" desde una perspectiva "más informal".
No faltarán, eso sí, dos clásicos de su carta: el bocadillo de calamares y los callos.
En sus primeros días, el Carabela solo abrirá la terraza situada en los soportales anexos. Una vez se resuelvan diversos trámites administrativos, que sus propietarios esperan completar la próxima semana, ocuparán su tradicional espacio en la Praza da Estrela.
A sus clientes, que en estas primeras horas no han dejado de acercarse para curiosear el resultado de esta reforma, Miguel Álvarez les dice que "lo hemos hecho con todo el cariño", tratando de "mantener la esencia el viejo Carabela pero dotándolo de cierta modernidad".
"Es un Carabela renovado que está para que pueda ser disfrutado por todos los pontevedreses", sentencia el empresario.
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