Un acusado de maltrato y violación se erige en víctima y asegura que su ex le pegaba y él se "quedaba quieto"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Rubén F.S., vecino de Vilagarcía de Arousa de 32 años, se sentó este miércoles en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Pontevedra procesado por maltrato habitual, lesiones, amenazas, injurias y agresión sexual a su antigua novia y madre de sus hijos. Ante el tribunal, no solo negó los hechos, sino que se erigió a sí mismo en víctima, acusando a su ex de pegarle a él.
La supuesta víctima declaró a puerta cerrada en la sección cuarta de la Audiencia Provincial para preservar su intimidad a la hora de relatar los malos tratos que atribuye a su ex, con el que mantuvo una relación de dos años y tuvo dos hijos hasta que la pareja se rompió por un episodio de maltrato que ella denunció.
El fiscal pide que este hombre sea condenado a 17 años y tres meses de prisión y sostiene que, tras romper, la chica retiró la denuncia porque él le prometió ayudarla a cuidar a sus hijos.
Más tarde, él se mudó al domicilio de ella en Vilagarcía y realizó constantes actos de violencia física contra ella (empujones, golpes contra la puerta, agarrarla del pelo o puñetazos), además de ser controlador y posesivo y llegar a decirle frases como "¿A dónde vas así? Tú te vas a follar al dueño de la autoescuela. ¿A cuántos te follaste hoy?" un día que salió en pantalones cortos.
Según denunció ella y sostiene el fiscal, el acusado le decía constantemente que le iba a quitar a sus hijos, llegando ella a mantener relaciones sexuales con él, a pesar de que no quería, por temor a que se los quitara. Además, relata cuatro episodios concretos, uno en el que la violó, dos en los que le causó lesiones graves por las que tuvo que ir al Hospital do Salnés y un cuarto de insultos en plena calle.
El acusado negó, uno por uno, todos los hechos que le atribuyen y aseguró que "en ningún momento" la agredió, amenazó ni obligó a mantener relaciones sexuales, sino que era ella la que le pegaba ante la pasividad de él. "Yo siempre me quedaba quieto y, si me pegaba, me pegaba, otra cosa no podía hacer".
Además, justificó que nunca denunció a su ex pareja a pesar de esas agresiones porque "si yo voy a denunciar a la Guardia Civil, se van a reír de mí, no me van a hacer ni caso".
El relato del acusado solo contó con la complicidad de su actual pareja, que relató el día de los supuestos insultos en la calle. La víctima sostiene que iba a cruzar por un paso de peatones y él, con el propósito de atemorizarla, aceleró la marcha, haciendo ruido con el motor, y pasó con su vehículo a toda velocidad justo a su lado, para más tarde burlarse de ella y llamarle "filla de puta". El acusado y su actual novia lo niegan todo.
El relato de la denunciante lo confirma una vecina que señaló en el juicio que solia escuchar sus discusiones. Un día, durante una discusión por la devolución de un teléfono móvil que él le había regalado a ella, la denunciante asegura que la tiró al suelo, la desnudó y le pegó varios puñetazos.
La chica llamó a sus vecinos y esta que declaró en sala acudió para ayudarle con los niños. Cuando llegó, el mayor le dijo que el hombre le había pegado a su madre y ella estaba en el suelo. Más tarde, después de que su vecina llevase a los niños al colegio, vio cómo la supuesta víctima se metió dentro de su coche para intentar coger su móvil y él arrancó cuando aún tenía medio cuerpo dentro. El acusado lo niega.
El testimonio de la víctima también apareció refrendado por personal del Centro de Información a la Mujer (CIM) de Vilagarcía. Una educadora familiar declaró en la sala de vistas que incluso la supuesta víctima no quería denunciar "porque no quería complicar la situación" y tuvieron que insistirle en que sería la única forma de que no se repitiese.
Esta trabajadora también confirmó que la supuesta víctima le relató una agresión sexual que ocurrió un día en que él la llevó al supermercado y, al llegar a casa, le pidió subir a casa a cambiarse y acabó violándola en el acceso a la vivienda. El acusado también lo niega, pero existe un parte médico y un forense confirmó que presentaba lesiones en la parte interna del muslo compatibles con la violación.
El psicólogo del CIM relató que ella presentaba un "síndrome de estrés postraumático con bastante grado" y que ella no denunciaba por miedo a perder a sus hijos y porque no tenía red social que la respaldase.
Una psicóloga del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) también detectó ese estrés postraumático y que ella tenía síntomas de reexperimentación cada vez que revivía la violación. Esta especialista establece un "nexo de causalidad" entre sus síntomas y la agresión sexual.
Otras tres especialistas del Imelga confirmaron que su relato fue "congruente siempre" y que no observaron fabulación en él mientras que, en contraposición, el acusado destacaba porque "no estaba afectado por la situación" a pesar de las graves acusaciones que hay contra él.
El juicio quedó este miércoles visto para sentencia después de que tanto el fiscal, Juan Carlos Aladro, como la abogada de la acusación particular elevasen a definitivas sus conclusiones provisionales y la abogada defensora del acusado pidiese al tribunal que tenga en cuenta la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas extraordinarias.