Visto para sentencia con dos posturas enfrentadas el juicio contra dos policías acusados de detención ilegal
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
La Audiencia Provincial de Pontevedra ha dejado visto para sentencia el juicio contra dos policías de la Comisaria de Pontevedra acusados de detención ilegal y falsedad en documento oficial por presuntamente detener sin motivo a un joven y mentir en el atestado sobre el arresto.
Las magistradas de la sección cuarta tendrán ahora que decidir entre dos posturas enfrentadas entre los agentes y la víctima, que dejaron patente durante la vista oral discrepancias cruciales sobre los hechos.
La fiscala del caso decidió modificar el escrito de acusación inicial, por el que pedía para los dos acusados siete años de prisión y diez de inhabilitación (tres por detención ilegal y cuatro por falsedad) y para uno de ellos también dos meses y medio de multa por maltrato sin lesión.
La representante del ministerio público sigue considerando a ambos autores de los mismos delitos, pero decidió aplicar el subtipo reducido de la detención ilegal, de modo que baja de tres años de prisión a 12 meses de multa a 9 euros diarios (3.240 euros), de modo que la pena de prisión se quedaría en cuatro años.
Los abogados defensores piden la absolución de sus clientes, entendiendo que los dos policías actuaron conforme al protocolo en su actuación por estos hechos en la madrugada del 12 de marzo de 2022, algunos de los cuales están recogidos por las cámaras de la Comisaría. Las imágenes pudieron verse en la sala de vistas.
La fiscala del caso encuentra "discrepancias sobre la agresión" entre las declaraciones de los dos policías, que son sobre "la existencia de la agresión y cuando esta se produce", pues ve "imprecisiones" y "declaraciones no coincidentes" entre ambos, pues uno dice que le detuvieron por un empujón y otro por una agresión ya en el túnel de la Comisaría.
A la fiscala le llama la atención que no hubiesen detenido al joven en la propia Comisaría, sino que le dejasen salir y luego lo fuesen a buscar a la calle para volver a meterlo dentro y detenerle. "En principio, es más coherente la declaración de A. que de los agentes", señaló en su informe final, en el que dio "mayor credibilidad" al joven denunciante y concluyó que "la detención no está justificada".
Los hechos que este martes llegaron a juicio ocurrieron sobre las 3.45 horas de la madrugada en la Comisaría Provincial de Pontevedra, si bien en la sala de vistas también salió a relucir una actuación policial anterior, de las tres de la madrugada, en la que dos policías denunciaron por la vía administrativa a cuatro jóvenes que estaban realizando pintadas en una fachada de la calle Rosalía de Castro.
El joven que en este juicio figura como víctima estaba en esa actuación inicial, identificado con un spray de pintura y una botella de cerveza en la mano. Poco después, acudió a la Comisaría, según declaró en el juicio, "para preguntar cómo podía denunciar los hechos que pasaron en la calle". Sin embargo, el agente que le atendió declaró que acudió para pedir "que le pagásemos los tenis y los pantalones" que llevaba puestos en el momento de la intervención anterior.
El policía que la atendió cuando llegó es uno de los dos acusados en este juicio y estaba uniformado en la puerta de la Comisaría acompañado de un policía en prácticas. Este procesado declaró que respondió al chico que tenía que denunciar los hechos para poder cobrar por los supuestos daños y que, si tenía alguna lesión por la intervención anterior, debía acudir al médico y pedir un parte de lesiones.
El joven, según el agente, "tenía altibajos" y, cuando le decía algo que no le gustaba, "subía la voz". El policía explica que le dijo que se tenía que ir, le cogió el brazo y lo llevó hacia fuera, pero él "empujó la puerta con una patada y dio un portazo". El funcionario policial fue tras él y le dijo "estás desobedeciendo", según explicó, "para llamarle atención por su comportamiento".
El chico volvió a salir de la Comisaría dando otro portazo y, según este policía, al dar la patada, "coge impulso y va hacia atrás", chocando con él y haciéndole perder el equilibrio.
En ese momento, según su versión, llegó un compañero porque "lo ve cómo actúa hacia mí y viene a ayudarme". El chico salió y estos dos policías salieron a buscarlo al exterior y lo llevaron de nuevo a la Comisaría y le comunicaron que estaba detenido por atentado a agente de la autoridad. El joven "ya estaba súper alterado", le dijo que había atentado contra él y y, según este primer acusado, "intenta agredir a mi compañero".
Este primer acusado asegura que siguió "exactamente el protocolo" y que, ya detenido, cuando su compañero lo trasladó al calabozo, "empezó a insultar", llamándole "hijos de puta".
El segundo acusado estaba de paisano y había intervenido en la actuación de las pintadas, pero no directamente con este joven, sino con los otros tres que le acompañaban. Estaba en la oficina de denuncias compareciendo por esa actuación cuando sintió los ruidos, pero, en ese momento, no sabía que el joven era el mismo. Él decidió actuar cuando vio a su compañero "trastabillado hacia atrás", justo delante de la puerta, y salió tras el chico.
En ese momento, según este segundo acusado, "lo agarramos, se revolvió y empezó a pegar", intentando agredirle a él. Ya cuando estaba detenido y lo trasladaba al calabozo, estuvo "amenazando e insultando todo el rato", diciéndole "hijo de puta, te voy a matar" de forma reiterada.
El joven que aquí figura como víctima no recuerda muchos detalles de lo ocurrido y sí reconoce que acudió a la Comisaría, que la primera vez se fue dando un portazo "sin querer" y que la segunda dio un portazo "a propósito", pero niega cualquier agresión. No recuerda demasiados detalles porque reconoce que había bebido y que estaba tomando pastillas tranquilizantes recetadas por su psiquiatra.