El disparatado 'Improperio D.F.' invade Pontevedra con su divertida apuesta por la improvisación teatral
Los gobernantes del disparatado Improperio Distrito Federal realizaron este jueves toda una misión diplomática en Pontevedra. Lograron llenar el Teatro Principal en busca de nuevos habitantes para su país, un territorio en donde el único requisito para formar parte de él es saber improvisar. Ese era divertido punto de partida de Improperio D.F., la obra de teatro con la que la compañía Triatreros puso el broche de oro al ciclo Ponteatro.
Sobre el escenario, una mesa, cuatro sillas, cuatro actores -Bea Campos, Omar Ferrín, Miguel Canalejo y Tone Martínez-, y un músico. Y en el patio de butacas un público que, desde el primer momento, se entregó por completo a la alocada y extravagante experiencia que le proponían los jóvenes protagonistas: crear una serie de sketches a partir de una premisa o de una situación aleatoria y decidida por personas elegidas al azar.
El hilo conductor del espectáculo fueron cuatro políticos de esta sociedad imaginaria. Reconocen directamente que son corruptos, pero aseguran tener soluciones para todos los problemas de sus habitantes, empleando como herramienta la improvisación.
En el caso de Pontevedra, por ejemplo, tuvieron que ayudar a una mujer que no llegaba a fin de mes, a otra adicta al baile o a un hombre cuyo vecino hacía mucho ruido con la batidora. Y a cada cual de ellos, poniendo en escena una propuesta igual de surrealista que divertida.
El espectáculo se vio reforzado, como viene siendo habitual, por la intervención musical de Davide González, que además compuso el himno de su distrito con el que se inició y concluyó la obra, ya con el público en pie y aplaudiendo durante varios minutos.
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