El Pontevedra afronta sin Churre una "gran final" para mantenerse en la lucha por la Primera RFEF
Por Manu Otero
En perro flaco todo son pulgas, dice un refrán que bien puede aplicársele al Pontevedra en las últimas semanas. El conjunto granate recibe este sábado a las 17 horas al Zamora, segundo clasificado, con una nueva baja por la lesión. Churre sufrió una pequeña rotura en el isquio de una de sus piernas que lo tendrá parado durante las dos próximas semanas.
Pasarón acogerá mañana "una gran final" para los de Ramos, obligados a sumar los tres puntos para reengancharse a la pelea por uno de los tres primeros puestos de la tabla que garantizan el pase, la próxima temporada, a la Primera RFEF. "La verdad que estamos siendo un poco pesados diciendo que todos los partidos eran finales casi desde principio de temporada por cómo está diseñada la competición, pero sí, esta vez es una gran final y tenemos la suerte de jugarla en Pasarón y hay que ganar", sostiene con determinación el entrenador del Pontevedra.
Dada la mala dinámica y las dudas que rodean al equipo, no sería descabellado creer que jugar sin la presión de una afición tan exigente como la granate podría favorecer al equipo. Algo que Jesús niega tajantemente. "Queremos público", subraya el entrenador que añora el apoyo de los "3.000 o 4.000 fieles" que acudían regularmente a Pasarón antes de la pandemia. Se queja también Ramos por una regulación desigual que permite a equipos como el Zamora dar cobijo a 1.500 aficionados en el encuentro de ida y que en Pasarón el aforo estuviese siempre limitado a un máximo de 500 personas.
Ni la falta de público, ni la serie de lesiones, ni la mala suerte sirven de excusa en el vestuario de Pasarón. En ocho días, el Pontevedra jugará tres partidos que pueden situarlo de nuevo en los puestos altos de la tabla o dar prácticamente por fracasada la temporada. Pone como ejemplo el técnico marinense al Compostela, que fue capaz de enlazar dos victorias consecutivas y escalar a la zona noble de la clasificación. "Pero tenemos que ganar estos tres partidos", insiste.
Y tendrá que hacerlo sin Adrián Cruz, que todavía no toca balón y no se espera su regreso a las convocatorias hasta finales de mes; ni Churre, caído esta semana. "Desde que se lesionó Romay han ido cayendo jugadores, bien por lesiones, por sanciones o por casos covid. Primero nos afectó al centro del campo, luego la delantera y ahora los centrales. No hemos tenido suerte", lamenta el preparador sin querer emplear esta circunstancia como excusa.
La diosa Fortuna se lleva también parte de culpa en la falta de puntos de las seis últimas jornadas. "El equipo está mereciendo ganar", sostiene Ramos. "A veces el trabajo no siempre da victorias, nos hace falta una pizca de suerte", añade.
Sin ella lo tendrá muy complicado el Pontevedra para doblegar a uno de los equipos más en forma de la competición. Recién ascendido a Segunda B, el Zamora marcha en segunda posición con un estilo de juego sólido y un equipo muy cohesionado que le ha servido para sumar puntos ante rivales llamados a estar muy por encima de los castellanos en la tabla. "Ya en Tercera tenía jugadores muy buenos para Segunda B, llevan 2 o 3 años trabajando de la misma forma y eso se nota", alaba el técnico granate.
Su capacidad para combinar en fase ofensiva con Hernández y el exgranate Carlos Ramos como principales referentes en ataque es una de las grandes preocupaciones del cuerpo técnico granate, que tampoco se despista de su peligrosidad a balón parado o su férrea defensa posicional. No obstante, confía Jesús en que el Pontevedra sepa atacar los puntos débiles del Zamora, un equipo que sufre sin balón y débil en la transición defensiva, para conseguir la victoria.
Solo le vale la victoria al Pontevedra este sábado. Jesús Ramos lo sabe, su futuro en el banquillo depende en gran medida de lograr los tres puntos. "Solo estoy preocupado porque el equipo trabaja, tiene mucha actitud y sigue mejorando, pero no se gana. Eso es lo que nos fastidia", reconoce el técnico con la esperanza de que el enfrentamiento contra el Zamora suponga un punto de inflexión.
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