Ramiro Espiño
Eugenio Giráldez, compañero, amigo y maestro
No lo entiendo...Puta crisis que no respeta ni a los mejores. Se apaga una voz, la voz que nos ha conducido por la actualidad pontevedresa a lo largo de más de 30 años. Se apaga o la apagan. Dicen que por cuestiones económicas ¿por cobrar mucho, o por ser el mejor?. Generalmente ambas cosas suelen ir unidas, pero de Eugenio Giráldez, amigo, compañero y maestro, destacaría especialmente su valía profesional y personal.
No lo entiendo, de verdad. Escribo estas líneas aún en estado de shock. No acabo de créermelo. Me resisto a pensar que a partir de hoy, cuando encienda la radio, "nuestra radio" por la mañana, en el dial de Radio Pontevedra no suene la voz grave, bien timbrada, de Eugenio, informando de la actualidad de nuestro entorno.
Cuando hace 30 años el que esto escribe recibe la oferta de incorporarse a la redacción de deportes de Radio Pontevedra, allí me encontré por primera vez con Eugenio Giráldez. Acababa de llegar. Era (éramos) apenas unos mozalbetes con mucho que aprender, pero con todas las ganas de comernos el mundo. Compartía micrófono con otro monstruo de la comunicación local y regional como Javier Sánchez de Dios ¡qué maravilloso tandem formaban! y yo les miraba a medio camino entre admirado y feliz de poder sentarme a su lado en un estudio radiofónico.
Eran momentos difíciles. Se había puesto en marcha un proyecto radiofónico nuevo, la cadena Radio Noroeste, que había realizado una especie de "opa" hostil a Radio Pontevedra, llevándose buena parte del elenco de redactores y locutores de la casa, de los que conformaban "cabeza de cartel". Se habían ido Pedro Pablo Gutiérrez, José Durán, poco después el propio Sánchez de Dios y algún otro. Había que reconstruir el equipo y se hizo.
Un grupo de "pipiolos" radiofónicos, con Eugenio a la cabeza, empezamos a trabajar. Nos impusimos como meta demostrar que podíamos hacerlo, y sinceramente, creo que lo conseguimos. Corría el año 1983. En poco más de tres años Radio Pontevedra conseguía un hito histórico, el Premio Ondas 1986, a sus servicios informativos, dirigidos por Eugenio Giráldez, por un programa especial elecciones que comenzó a las 7 de la mañana y terminó casi 24 horas después. En ese programa participamos prácticamente todo el personal de la emisora, pero la idea, el desarrollo, y la puesta en escena, partió de un periodista como Eugenio Giráldez, que supo arrastrarnos a todos a una especie de feliz locura.
Radio Pontevedra alcanzaba cifras de audiencia que nunca más se repetirían, superando los 200.000 oyentes/día, con menos frecuencias en el dial que ahora mismo.
Luego vendrían más distinciones y nuevos retos como el de Localia Televisión. También aquí, con Eugenio a la cabeza, creo que se consiguió el difícil objetivo de hacer una televisión local digna. Claro que Eugenio y todos los que le acompañamos en la maravillosa aventura profesional, sólo podíamos hacer periodismo. Aprendimos con él cada día, pero ni de él ni de nosotros dependía nada más que informar. Y lo hicimos, incluso en los peores momentos, cuando empezaron a llegar los recortes. Lo hicimos por profesionalidad y también por el empuje que siempre intentó transmitir a su equipo.
Desde ayer, martes (maldito martes), Eugenio ya no seguirá informándonos. Su voz no será la referencia informativa-radiofónica de la ciudad. Nada será igual. Los micrófonos de Radio Pontevedra pierden a su estrella indiscutible de los últimos 30 años, y los oyentes pierden al mejor periodista radiofónico que ha habido en esta ciudad en muchísimo tiempo. Nosotros, sus amigos, perdemos una referencia, pero nos quedamos con lo más importante: su amistad y sus enseñanzas durante tanto tiempo.
Lo peor de todo, lo que de verdad me jode, es que por lo que es, por lo que ha sido, merecía otra salida, porque más de 30 años, casi toda una vida, bien la merecen ¿o no?.
Eugenio, compañero, amigo, maestro. Gracias por todo y un fuerte abrazo. En este momento siento de verdad no saber jugar al golf para compartir 18 hoyos contigo y seguir aprendiendo.
05-12-2012