Bernardo Sartier
Mas, Maduro y las moscas
La sandalia no era del pescador, era del diputado que preguntaba a Rato si tenía miedo. Rato repreguntó ¿De usted?. Yo, de ser Rato, preguntaría "¿a la sandalia?". Y es que la sandalia imponía terror pánico, la sandalia era un arma de destrucción masiva, un eslogan siniestro y perfecto del hedor cadavérico. Rato pasó de tañer la campana bullanguera y aperturista de Bankia a la sandalia mortífera del diputado catalán. Ese mismo día Rajoy fue a entrevistarse con Hollande. Rajoy le llevó recuerdos de Rubalcaba y Hollande se rascó el cogote y exclamó "¡ah sí, el director de Mujeres al borde de un ataque de nervios! Gran película".
Ya ven que la Internacional Socialista se intercomunica. Felipe amenazaba a Suárez con la Internacional, me voy a chivar a Billie Brand, Adolfo. Pero Suarez no hacía caso porque en esos días lo tenían muy ocupado los fachas del búnker, que escribían en las paredes "Muerte al cerdo de Suárez". Luego iba uno y escribía debajo "Suárez, cuidado: te quieren matar el cerdo". Pero Suárez no alimentaba con bellotas, en la Moncloa, a ningún gorrino. Suárez bastante tenía con aguantar a los censores, aquellos que le colaban el gol de José Vivó diciéndole a Ana Belén "Sácate las tetitas". Aquellas tetitas, como tísicas, eran prueba del acné político que aquejaba a España, aunque fuese un acné que luego tornó en admiración.
Hora el Psoe saca a pasear el santo del Concordato y vende que va a revocarlo. Pero entonces va María Teresa Fernández de la Vega, que es una progre ritual, y se pone la mantilla para hacerle la genuflexión al Papa y lo renegocia, y da más pasta a los curas para el plan "Renove" de báculos y estolas. El concordato del Psoe es como el Pitbull del Marcos Da Portela, que no muerde pero acojona.
Esta misma semana Artur Mas fue a lamentarse a Israel. Se puso el kipá y empezó a darse cabezazos contra el muro: Rajoy no me da pasta. Pero el muro, por más testarazos, no se desmoronaba. Mas con kipá es como Montoro con una gorra y un bate de los Yankis. A Mas empieza a no dolerle el desdén de Rajoy. Esa falta de aprecio le da gustillo porque le garantiza que los champaneros no van a crujirlo por hacer el gilipollas cargándose la empresa catalana con folletines secesionistas. Mas empieza a sentir con Rajoy aquello de la madre de Brian: "¿te violó, madre?, "Sí hijo, pero solo al principio".
Mas tiene que empezar a ver hacia la Venezuela post chavista. Maduro es más maduro y quiere más madera que Chávez en nacionalizaciones. Amenaza con nacionalizar las arepas y eso es grave, porque a los venezolanos puedes intentar tomarlos por gilipollas diciéndoles que la cara de Chávez se aparece en el metro, pero nunca dejarlos sin arepas, porque entonces son capaces de votar a Caprile. O sea, son capaces de hacer política. De política le hablaba Mario Soares a Suárez: "Adolfo, fágame caso, a política é unha merda, e os políticos somos as moscas".