El acusado del crimen de Jéssica en Barro pide perdón: "Ojalá aquel día no hubiera cogido el coche"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
José Carlos Eirín, acusado del crimen de Jéssica Méndez en Barro el 17 de marzo de 2022, aprovechó este viernes su derecho a la última palabra ante el jurado que le juzga en Pontevedra para pedir perdón por lo ocurrido.
"Ojalá aquel día no hubiera cogido el coche", afirmó el acusado, que, según las acusaciones, empotró su coche contra el de su víctima de forma intencionada para causarle la muerte, pero, según su defensa, fue un desgraciado accidente.
Eirín se acogió a su derecho a no declarar en el juicio que se celebra desde el lunes en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, pero sí tomó la última palabra y se dirigió de forma breve al tribunal a la familia de la fallecida. "Siento muchísimo lo sucedido. Quiero pedir perdón y dar mi más sentido pésame a la familia a través de los abogados", añadió.
La última palabra del acusado cerró el juicio tras cinco intensas jornadas en la Audiencia. Ahora, la decisión queda en manos del tribunal popular. El jurado, integrado por cinco mujeres y seis hombres -incluidos los dos suplentes-, volverá a reunirse el lunes. Por la mañana, el magistrado presidente, Miguel Seijo, les entregará el objeto de veredicto y se encerrarán a deliberar.
La sesión de este viernes, la quinta del juicio, comenzó con la declaración de dos peritos de parte que realizaron un informe sobre el accidente para la defensa de Eirín. En contra de las tesis que sostiene la Guardia Civil, estos especialistas sostienen que el acusado intentó frenar antes de chocar contra el coche de la víctima.
Aunque la frenada no dejó huella, aseguran que "necesariamente estaba frenando" y, para justificarlo, utilizan los comportamientos de los vehículos. Uno de los peritos llegó a utilizar dos coches de juguete para hacer una demostración al jurado.
Estes peritos sostienen que "los tiempos técnicamente no son coincidentes" con la hipótesis de la Guardia Civil y las acusaciones de que el acusado esperó a que la víctima saliese de la casa familiar en Constenla (Barro), salió él mismo, la esperó hasta que se detuvo en el Stop y luego, a 81 km/h, giró a la derecha para chocar contra ella.
Por la sala de vistas también pasaron dos agentes del grupo de delitos contra las personas de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Pontevedra que investigaron los hechos tras tener conocimiento, a través de los funcionarios de Tráfico que acudieron al lugar del siniestro, de que había algo sospechoso. "Nos dejaron entrever una posible muerte orquestada como accidente, un accidente no casual, sino impostado", explicó uno.
Tras hablar con el entorno de la víctima y el acusado y los vecinos, les confirmaron una "vigilancia" del acusado sobre la víctima previa al accidente, que las acusaciones utilizan para argumentar una motivación del siniestro y una agravante por cuestión de género.
Terminadas las declaraciones, el abogado defensor pidió al magistrado que deduzca testimonio por las declaraciones de una mujer que el día de los hechos se paró en Barro al ver el accidente y socorrió al acusado, pero el magistrado lo rechazó y lo instó a que presente una denuncia o querella.
Las partes mantuvieron, en esencia, sus conclusiones iniciales, con pequeñas variaciones. La Fiscalía y las dos acusaciones -una en nombre del novio y otra de la familia de la víctima- piden la condena del acusado por un delito de asesinato con alevosía y agravante de género, mientras que la defensa sostiene su inocencia y, subsidiariamente, reconoce un delito de homicidio por imprudencia leve o grave.
El fiscal, Alejandro Pazos, insistió en que el siniestro fue "intencionado" y Jéssica "no tuvo posibilidad de defensa, no pudo evitar la colisión" y también en esas "vigilancias" previas del acusado.
El abogado de la familia de Jéssica, Manuel Prado, también insistió en esos "episodios de vigilancia" previos y en la "brutalidad de la acción" del acusado, que tenía "voluntad de atentar contra la vida de Jéssica y de matarla".
El letrado del novio de la fallecida, Luciano Prado recordó que Jéssica era "una chica de 29 años a la que le arrebataron la vida" y que el acusado "había tejido un plan probablemente durante mucho tiempo" y "cobarde y cruel", la esperó y empotró su coche con el de ella.
El abogado defensor, Celestino Barros, se queja de un "juicio paralelo" tanto de los medios de comunicación como de los vecinos que durante toda la semana se han manifestado en el exterior de la Audiencia pidiendo "Justicia para Jéssica" y les ha recordado, en la sala de vistas: "No se puede llamar asesino a nadie que está amparado por la presunción de inocencia".
Tras denunciar que en este juicio se han dicho "muchas mentiras" y una "mala actuación" de algunos agentes de la Guardia Civil, negó cualquier vinculación emocional del acusado con la víctima e insistió en que su cliente tomaba Tramadol y ese día le dio somnolencia y se desorientó y tuvo un "accidente".
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