Un preso de A Lama se defiende de posesión de droga alegando que "el paquete era de otro"
Por Natalia Puga
El interno el centro penitenciario de A Lama Manuel G.R. se sentó este jueves en el banquillo de los acusados de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra para rendir cuentas por un delito contra la salud pública por supuestamente llevar encima una importante cantidad de pastillas y un trozo de hachís. ÿl sostuvo en todo momento su inocencia y para defenderse alegó que el paquete que le pillaron "no era mío, era de otro".
A Manuel G.R. le encontraron la droga durante un cacheo realizado tras participar en un encuentro vis a vis con su familia. Un funcionario le localizó en el bolsillo de la cazadora un paquete con 24 pastillas de Diazepam-Prodes de 10 miligramos, 30 pastillas de Rubifén, 47 pastillas de Trankimazin y una piedra de hachís que pesaba 10 gramos. También llevaba 80 euros encima, pero sí reconoció que eran suyos.
ÿl reconoció durante el juicio que llevaba encima el paquete, pero explicó que no era suyo, sino que se lo había pasado tan sólo un instante antes otro interno con el que compartía módulo en prisión y que había participado ese día también en un vis a vis con su mujer. Al términar las visitas de ambos fueron trasladadados desde el departamento de comunicaciones hasta el punto en el que les cachearon y, según el acusado, el otro "me pidió que le llevase el paquete, le dije que no, pero me lo dio".
"Nunca tuve ningún contacto con la droga ni para consumirla ni para trapichear"
Además, en su defensa, aseguró que "nunca tuve ningún contacto con la droga ni para consumirla ni para trapichear", que los dos años de prisión que estaba cumpliendo no se debían a un delito relacionado con las drogas y que no opuso mucha resistencia a llevar el paquete que le pasó su compañero porque "nunca desconfié de él o de que tuviese drogas" y porque cuando le dio el paquete lo hizo "en tono amenazante". "Me amenazó un poquito, sentía miedo", indicó.
El compañero al que acusa de haberle pasado la droga también declaró en el juicio y aseguró que no le había entregado ningún paquete y que de ningún modo se lo habrían pasado durante el vis a vis porque "mi familia viene a verme a la cárcel, no viene a traerme nada". Este interno llegó esposado al igual que el acusado porque ambos permanecen en prisión.
Durante el juicio también prestaron declaración varios funcionarios del centro penitenciario, entre ellos el que realizó el cacheo en el que se encontró la droga al acusado. Aseguró que una vez que le encontró el paquete "ya dijo que la sustancia no era de él", aunque sí reconoció que "el dinero sí que era suyo".
Tanto él como el resto de funcionarios que declararon en el juicio aseguraron que "no teníamos constancia ni informaciones" de que el acusado "consumiese o trapichease" en prisión ni que haya tenido algún contacto previo con la droga. Sin embargo, sí que tenían conocimiento y sospechas de que se dedicaba a estas actividades el otro preso que según Manuel G.R. le dio el paquete. Sobre este interno, uno de los trabajadores de A Lama indicó que "se le habían metido otros partes por introducir o consumir drogas en prisión".
Tras escuchar al acusado y a los testigos, el fiscal del caso mantuvo que el acusado portaba las referidas sustancias con la intención de entregarlas a cambio de precio a terceras personas y reiteró su acusación contra él por un delito contra la salud pública en su modalidad de posesión de sustancias que causan grave daño a la salud preordenada al tráfico, agravado por la circunstancia de haberse producido en el interior de un centro penitenciario.
Pese a mantener su acusación, el fiscal modificó sus conclusiones provisionales y redujo la pena que solicita para el procesado por ser las sustancias que le intervinieron en el cacheo de poca gravedad. Así, pasó de pedir al tribunal que le condenase a siete años de prisión y el pago de una multa de 1.800 euros a solicitar tres años y un día sin libertad y una multa de 600 euros.