La cara más desconocida del Seprona: guardianes de la salud pública
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Si piensa en una unidad policial que vele por la conservación de la riqueza de especies de flora y fauna que hay en su entorno. Si lo que busca es un grupo de agentes especializados que luchen contra los vertidos, la contaminación y los incendios. O si lo que quiere encontrar es una patrulla que se encargue de garantizar la sanidad animal y vegetal y la salud pública vinculada a la seguridad en los productos alimenticios, fitosanitarios o farmacéuticos. En todos los casos, y en un sinfín más que costaría enumerar sin riesgo de que alguno quedase en el tintero, la respuesta a su búsqueda la encontrará en el mismo lugar, el Seprona.
El acrónimo hace referencia al cometido con el que fue concebido cuando se creó en 1988,Servicio de Protección de la Naturaleza, pero esta unidad de la Guardia Civil llega este año a su 30 aniversario con un abanico de cometidos mucho más amplio que tratará de desgranar el teniente Álvaro Lago, que está al timón en Pontevedra.
El máximo responsable del Seprona en la provincia de Pontevedra desde hace siete años tanto se levanta un día y se dedica en cuerpo en alma a investigar un incendio forestal como al día siguiente centra todos sus esfuerzos en una operación contra el furtivismo, pero con motivo de estas tres décadas de historia de la unidad explica la que quizás es la cara más desconocida del servicio, su cometido relacionado con la salud pública, que en los últimos años dejó intervenciones tan sonadas como desmantelar un obrador clandestino de churros que surtía a cafeterías de toda Pontevedra o la investigación sobre un hombre que vendía a través de Internet desde Cangas MMS, compuesto tóxico con falsas propiedades curativas.
El Seprona cumple 30 años de evolución continua. ¿Cuáles han sido los cambios más recientes que se han incorporado en el servicio?.
Cambios en cuanto a la jefatura del Seprona, que cada vez se orienta más a la seguridad alimentaria, a la seguridad medicamentosa, donde hay bastante fraude. En ese sentido tenemos órdenes de servicio que nos vienen dictada por la Jefatura, coordinadas con la Europol y con los organismos competentes de la Unión Europea. Normalmente tenemos la operación Pangea y todos los años tenemos un período de explotación que suele ser entre octubre y noviembre -ya lo hemos hecho la semana pasada- que consiste en hacer inspecciones, detectar medicamentos que están en alerta, que se venden como suplementos alimenticios, pero le meten principios medicamentosos en medio. Los más recurridos son los derivados del tanalafilo o el sindenafilo, que son el principio activo de la viagra. Se venden en sexshops, en herboristerías... tienen bastante éxito.
Todo lo relacionado con la salud pública es, quizás, la parte más desconocida de su trabajo de salud pública?
Trabajamos muy de la mano con la inspecion farmacéutica. Muchas veces ellos tienen mucho más conocimiento que nosotros y nos guían y nosotros hacemos la otra labor que a ellos les cuesta más, la de investigación policial. Trabajamos también con la inspección de seguridad alimentaria y el servicio de riesgos ambientais del Sergas. Estos son los dos campos que últimamente están teniendo más peso en nuestro día a día.
En esta materia, el teniente Lago hace referencia a una lista de actividades amplia que va desde "los fitosanitarios, el carnet del aplicador, la venta ilegal de fitosanitarios, la sanidad vegetal y animal, la ganadería..." y que va incorporando nuevos campos de trabajo como, recientemente, la necesidad de realizar inspecciones por la aparición de los primeros positivos de peste porcina africana en Europa. Una vez más, se hace necesaria la coordinación con los departamentos de sanidad animal de distintas administraciones, en especial, de la Xunta de Galicia, pues "nosotros no somos facultativos y hay una parte del trabajo que es más para un veterinario".
Hasta llegar hasta a este momento actual ha habido 30 años de evolución continúa desde que en 1984 se dio el primer paso con la creación de las patrullas todoterreno y en 1988 se constituyó oficialmente el Seprona. De aquella respondía a una necesidad operativa detectada en la Guardia Civil, pues se trata de un Cuerpo cuyo servicio está más orientado a entornos rurales que urbanos y necesitaba llegar a todos los rincones con mayor facilidad. El germen de todo fueron las patrullas motorizadas y, desde entonces, el teniente Lago recuerda que "ha ido evolucionando, queremos abarcar un poquito más, ser más especializados…".
En la actualidad ya no solo hay patrullas en moto que llegan a los lugares más recónditos, sino que también se han constituido equipos de investigación más orientados a asuntos de índole penal, "a las diligencias, a los informes más técnicos, más exhaustivos, más pormenorizados", de modo que se han generado dinámicas de trabajo que exigen ir actualizándose en "ámbitos responsalidad que cada vez son más complejos" y con normativas sectoriales muy técnicas y en cambio continuo. Los 43 agentes que prestan servicio en Pontevedra -la plantilla se eleva a 50, pero tienen bajas- no paran de formarse desde que superan el curso de acceso inicial.
El abanico de tareas que asumen es cada vez más amplio, pero ¿cuál es la que les genera más carga de trabajo?
Tocamos muchas cosas, una de ellas es el Urbanismo, tanto con denuncias de paisanos que nos vienen como por lo que nos llegan por Fiscalía, que viene y nos pide informes. Pero cuando tenemos episodios de incendios gordos eso es lo que más nos absorve. El año pasado, con los incendios del 15 de octubre, lo tuvimos que dejar todo y durante más de un mes nos dedicamos a investigar incendios. Para la investigación de incendios hay que tener una capacidad de frustración más alta que la media porque realmente son complicados y no es proporcional la colaboración ciudadana con las desgracias que generan los incendios. Llegas a un punto en que la gente si te dice algo te lo dice con la boca pequeña y no lo va a manifestar por escrito en ningún momento. El Codigo Penal en España es muy garantista y, para estos delitos, no hacemos nada como no tengamos un testigo que nos pueda decir algo importante o nos aporte algún dato para situar al sospechoso en la hora del inicio y para que podamos saber la motivación. Pero a la hora de condenar, con esa carga probatoria es dificil.
¿Por qué es tan difícil investigar un incendio pese a los avances que se producen en materia de investigación? ¿Quizás, porque todo queda arrasado?
Al que roba, se le puede coger con el objeto robado, pero el que prende fuego, a veces, con las condiciones tan favorables como las del día 15 del año pasado, con un mechero ya no necesitas nada más. Además, es un delito que el autor puede encontrar el mejor momento, la mejor circunstancia, para que nadie lo observe, para que nadie se pueda entrometer. Busca el mejor momento para la impunidad. Y luego, el punto de inicio, primero arde, luego lo inundan de agua y luego le pasan por encima 50 personas. Rascar ahí algún vestigio físico es complicado. Con lo cual va a ser la prueba personal la que prime, es decir, el testimonio de posibles testigos, buscar una motivación dependiendo del punto de inicio, el mapa de actividades de la zona, si es la caza, la agricultura, si hay conflictos entre comunidades de montes, conflictos entre vecinos, si hay motivaciones muy distintas.
¿Tiene usted la percepción de que sigue habiendo tolerancia ciudadana hacia la actividad incendiaria?
El año pasado, los incendios se generaron en grupos de población muy pequeños donde todos los vecinos se conocen de toda la vida. Un vecino no va a denunciar a otro salvo que se lleven mal o le de lo mismo. Lo normal es que no lo denuncie porque sabe que si no sale condenado, lo tendrá allí toda la vida. Además, hay un perfil muy común en los incendiarios que son gente muy vengativa y que normalmente la demás gente del pueblo le tiene respeto o le tiene miedo directamente.
El teniente Lago define muy gráficamente su ámbito de competencias asegurando que "Pontevedra es una provincia que es full equipe, tiene de todo" y, dentro de su ámbito de competencias, en este territorio tocan todas las posibles. El control sobre la caza y la pesca estaba entre las tareas iniciales del servicio y continúan muy presentes en su día a día 30 años después. "Tenemos furtivismo, mar, mucho sector pesquero y marisqueo y tenemos también algo de caza", explica.
"El monte es muy grande y no podemos estar en todos lados, pero de vez en cuando cogemos a alguien", indica el teniente Lago. Aunque en materia de caza no hay en la provincia "grandes problemas" sí se encuentran con una pequeña actividad de furtivismo y "por supuesto, algún tema de cebos envenenados". El pasado mes de junio sorprendieron a varias personas colocando unos cebos en la zona de Santa María de Oia con"venenos bastante potentes y peligrosos, no solo para los animales". Los 408 gramos intervenidos "tenían una capacidad de matar a mil y pico personas", llevando a la reflexión inevitable de que "la gente a veces es un poco inconsciente".
En materia marítima la actividad furtiva es mucho más intensa y en el marisqueo se detecta "lo más sangrante", pues , por un lado, el furtivismo es un beneficio fácil y, por otro "hay demanda tanto del sector hostelero como de los particulares", de modo que "es un problema difícil de atajar".
Parece que existe poca concienciación ciudadana de la importancia de cuidar el medio.
Cada vez más, pero aquí tienen que pasar desgracias como la del año pasado para que la gente realmente se conciencia. Ya no solo por el medio ambiente, sino para la vida de las personas. En Pontevedra y en general en Galicia tenemos todos los condicionantes para que los incendios sean un problema serio. Tenemos gran continuidad de masa forestal; preponderancia, sobre todo en el entorno de la costa, de especies pirófilas, como es el pino o el eucalipto, la mimosa...; y una población diseminada y atomizada, incrustada en el propio monte. Eso es un riesgo en general para la población. En Portugal murieron más de 100 personas por el fuego y aquí nos libramos por casualidad. Estuve todo ese día por ahí y hubo zonas en las que yo dije: aquí no murieron de milagro. En los casos de maltrato animal nuestro trabajo ha aumentado mucho en los últimos años porque hay una concienciación muy grande, cada vez llaman más para denunciar casos puntuales.
El trabajo del Seprona les lleva a colaborar con distintas administraciones en cumplimiento de leyes de ámbito autonómico, estatal e internacional. En términos generales, hay una "gran dispersión normativa", pues cada materia se regula por un reglamento comunitario, una ley nacional básica y las comunidades autonomas también tiene facultades normativas en muchas materias, pero en el caso de Galicia y, por lo tanto, Pontevedra, el 80% de las materias que trabajan tienen competencia autonómica.
Una de las últimas novedades normativas que han tenido que afrontar es la Ley de protección y bienestar de los animales de compañía de Galicia. ¿Le ha supuesto mucha carga de trabajo?
Vino a hacer algunos cambios normativos. La exigencia del microchip en los perros venía dada por un reglamento que realmente solo regulaba los animales potencialmente peligrosos y, a partir de ahí, la Xunta interpretó que era exigible para todos los animales de compañía. Ahora, en esta norma, ya viene que todos los animales domésticos han de llevar microchip, perros y caballos. Aquí con los caballos mostrencos tenemos bastantes problemillas. Primero empezó con las pexas, que ahora hay menos, y luego porque este ganado está suelto, medio asilvestrado, se mete en propiedades privadas y en carreteras y la gente a veces se toma la justicia por su mano.
Uno de los ámbitos de competencias superior en el que más trabajan es el relacionado con la normativa aplicable en relación al comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre (CITES). Un recorrido por las dependencias del Seprona en Pontevedra permite descubrir la variedad de intervenciones que realizan en este campo.
Tienen mucha experiencia en materia de CITES. ¿Cuáles son las especies más extrañas que se ha encontrado?
Esa piel de Anaconda es bastante peculiar (señala una pieza de varios metros que tienen colgada en una de las paredes de las dependencias). Apareció en una casa de un narco. No fue una actuación nuestra, pero luego lo llevamos nosotros. Tenemos también unas piezas de ocelote, un felino sudamericano en peligro de extinción, las estaban vendiendo en una tienda y las cogimos. Y luego, en la última operación, se encontró un poco de todo.
Esa operación, Hiposacro, resultó especialmente destacada. Haga balance.
También llevamos el patrimonio histórico. En esa actuación tuvimos dos grandes ámbitos, el CITES, hasta 150 y tantos especímenes sin documentar y también 50 y pico tallas de arte sacro que realmente no tenían ningún documento ni estaban legalizadas ni tenían ningún documento que pudiese demostrar la trazabilidad, de dónde habían salido. Entendemos que pueda haber una receptación de objetos robados porque no nos ha demostrado lo contrario. Había incluso piezas de interés paleontológico, de interés arqueológico. En materia de arqueología, el control de los espolios y yacimientos arqueológicos también es una competencia que lleva el Seprona por esa facilidad que tenemos,con las motos y con los todoterrenos, de llegar a sitios que son difíciles de llegar. De hecho, el año pasado cogimos 400 monedas pre romanas y fenicias a un vendedor en Vigo.
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