La falta de microchips vacía los concesionarios y obliga a los clientes a esperar hasta siete meses por su coche nuevo
Por Manu Otero
Si piensa cambiar de coche, ármese de paciencia. Las fábricas de vehículos de todo el mundo, incluida la de Citroen en Vigo, están prácticamente paradas por la caída del suministro de microchips y los efectos ya se hacen notar en los concesionarios de Pontevedra.
El stock está bajo mínimos y los turismos se fabrican por encargo, por lo que el tiempo de espera, desde que se cierra la compra hasta que se estrena el coche, llega en muchas ocasiones hasta los siete meses, cuando en condiciones normales rara vez llegaba a los tres.
"Desde el inicio de la pandemia faltan microchips, no hay suministro", explican desde las oficinas centrales de Mourente Motor, donde precisan que cada vehículo precisa varias piezas de este tipo. "El tiempo de espera ahora es muchísimo más elevado, dependiendo del modelo puede llegar hasta los siete meses", añaden desde el concesionario Aelsa de Opel en Pontevedra.
Esta crisis está cambiando los ritmos de producción de las fábricas. "Ahora se fabrica por pedido", explican en Mourente Motor, en cuyos concesionarios están prácticamente sin stock. Además, las fábricas están dando prioridad a la elaboración de vehículos híbridos o eléctricos, unos modelos que todavía no han entrado con fuerza en el mercado gallego.
"En Galicia no tenemos problemas de movilidad, ni de contaminación. Tampoco tenemos normas que restrinjan el uso de vehículos de combustión", argumentan desde Aelsa las razones por las que los pontevedreses todavía no se han lanzado a comprar coches híbridos, una situación que hace que los pedidos a fábrica tarden más en ejecutarse.
Esta circunstancia está haciendo que el volumen de ventas en los concesionarios se desplome. "Nos está afectando porque no podemos vender, no tenemos stock", dicen en Mourente Motor.
La demanda, con respecto a la época anterior a la pandemia, ha caído de forma notable y se agrava ahora con la obligación de esperar varios meses para estrenar coche. "Nos tenemos que buscar la vida, apostamos también por la venta de vehículos de ocasión", confiesan en Aelsa.
Sin embargo, como advierten desde los concesionarios, el volumen de coches disponible es cada vez más escaso, por lo que si su viejo coche comienza a dar síntomas de agotamiento es conveniente comenzar cuanto antes a buscarle reemplazo.
Pero este problema no afecta solo a los vehículos de cuatro ruedas, los de dos tampoco se libran. "Más que la falta de microchips, que las motos no llevan tantos como los coches, lo que nos está afectando mucho es la crisis del transporte. Un container cuesta ahora cuatro veces más que antes de la pandemia", detalla Chema de la Torre, propietario del concesionario de motos Monster Bike.
"Tengo pedidos que me van a llegar en el 2023", enfatiza al mismo tiempo que critica la situación del mercado en la que se están dando situaciones de empresas que fletan un container por una "cifra muy elevada y llega otra que pone más dinero y me lo quitan a mí para dárselo a otra", lamenta.
El plazo de espera para adquirir una nueva moto también se ha disparado. En condiciones normales una moto de fábrica tarda unos dos meses en ser entregada al cliente, "ahora lo que no tengo en España, no le doy fecha", asume frustrado De la Torre, quien confiesa que "es fastidiado no vender porque no tenemos, no porque no te entre la gente", remata.
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