Rodrigo Cota
Sarmiento y el nacionalismo gallego
Siempre he pensado que el nacionalismo gallego cuenta con una preocupante falta de referentes históricos. No porque no los haya, que los hay y a patadas, sino porque por algún motivo que desconozco son obviados, no sé si voluntariamente.
Aparte de Castelao, que lo van a desgastar de tanto usarlo, y que es referencia tanto para el nacionalismo como para el mal llamado "galleguismo" (¿qué cojones es eso del galleguismo?); aparte también de Bóveda, del que en Pontevedra estamos especialmente orgullosos por claros motivos, y de otros poco sospechosos, el nacionalismo chirría en cuanto se aproxima a Murguía, pongo por caso, un protofascista que escribía cosas como la que sigue, elegida entre decenas de ejemplos similares o peores: "() el ario en sus comienzos es superior al negro en todo el esplendor de su civilización posible. No es por lo tanto buen método científico ir a buscar en los pueblos salvajes, pero que dentro de sí mismos llegaron al summum de sus conocimientos lo que se halla mejor en el hombre solitario e ignorante de las razas europeas, el cual, aun viviendo vida intelectual rudimentaria se presenta sin embargo a nuestros ojos superior en todo, al que suponen su equivalente". Viene diciendo que vale más un ario medio bobo que el más evolucionado de entre los negros. No caben la excusa o la explicación de que Murguía sólo ha de entenderse contextualizado en su época, argumento que también se utiliza como exculpatorio en el caso de Risco, pues hay muchos otros en su misma época que no escribían estupideces como la anterior por la simple razón de que no las pensaban.
Se entendería el recurso al nacionalismo racial, incluso escondiendo su componente racial, si no hubiese decenas de referencias de otro tipo. Podríamos proponer, por ejemplo al Padre Sarmiento, quien en la época en que el nacionalismo gallego como tal no existía, sentaba algunas de las bases del ideario nacionalista actual. Precisamente en casos como el de la lengua, naturalmente uno de los motores programáticos del nacionalismo, Sarmiento parece haber escrito el argumentario perfecto para el BNG o Anova. Por ejemplo, hablando de la educación en las escuelas, dice: "Non sería máis útil que o tempo que gastan en estudiar de memoria, o gastasen en recoller máis e máis voces da súa lingua nativa?".
Para que quede claro qué entendía Sarmiento por lengua nativa, en carta que escribe a su hermano Francisco Javier en 1758, le pide que no enseñe a sus hijos Alonsito y Matildita, sobrinos de Sarmiento, el castellano ni el latín en tanto no dominen perfectamente el gallego. También escribe: "Notoria barbarie e visible fatuidade dos maxistrados de Galicia, que aturan que ós seus nenos, nacidos, criados e existentes neste populoso reino, se lles ensine en lingua castelá, que é tan estraña para os nenos galegos como é o mesmo latín". Lo que proponía Sarmiento en el siglo XVIII era una radical inmersión lingüística que ya quisieran reclamar hoy los nacionalistas más acérrimos. Está a la vista, para nuestra desgracia, que a Sarmiento no se le hizo caso, pues de haberse aplicado su propuesta, hoy hasta este artículo estaría escrito en lengua gallega, que sería con diferencia y sin ningún problema ni complejo, la lengua abrumadoramente predominante en nuestra tierra.
Al mismo tiempo, según Henrique Monteagudo ('Martín Sarmiento, precursor da gramática histórica e fundador da lingüística galega'), Sarmiento: "() reclama que deben ser galegos, e competentes na lingua do país, os que os que se ocupen tanto do gobernó laico coma da dirección espiritual de Galicia". Eso, que de regalo incluye una separación Estado (laico)-Iglesia, tampoco debería sentar mal a cualquier buen nacionalista.
Era Sarmiento partidario de medidas proteccionistas severas, como la de limitar la pesca en Galicia a pescadores gallegos o matriculados en Galicia. No se trataba de un acto de xenofobia, sino de un intento de impedir los abusos de pescadores foráneos que aplicaban técnicas de pesca que arruinaban a los pescadores gallegos y esquilmaban los bancos. Sarmiento, que se refería a los pontevedreses como "compatriotas", también proponía que todo el hierro que se consumiese en Galicia debía salir de minas y herrerías de Galicia. Nada que objetar, supongo.
Por si fuera poco, un antitaurino Sarmiento "Declama contra las fiestas de toros ; y expone otros mejores entretenimientos para el público", algo que parece también sacado de los programas del BNG o de Beiras.
Se impone una lectura de la obra del Padre Sarmiento y su inclusión en los altares del nacionalismo gallego, que quizás se ha visto ralentizada hasta hoy por su condición de eclesiástico, a pesar de que él se ocupó también de desmontar un montón de falsos dogmas. Ojalá tuviera la iglesia de hoy un par de Sarmientos. Y el nacionalismo gallego otro par de Sarmientos.
Una exposición detallada sobre el tema requeriría un libro, o varios, y no seré yo quien los escriba. Baste una primera y ligerísima aproximación para que nuestros popes se vayan familiarizando con el personaje.
Y para no alargar demasiado el asunto, que se nos va de las manos, terminaremos recordando estas palabras de Sarmiento: "() nada veo, nada oigo, nada palpo, nada leo, nada escribo, nada experimento y nada discurro que no tenga a vista Galicia y la Boa Vila".
8.01.2013