Fernando R-Triana González
¿Es usted indepe?
No sé si serán ustedes conscientes de las ventajas que tiene en este país ser o pretender ser un independentista.
A los largo de estos años hemos podido calibrar, desde cierta distancia, los múltiples beneficios que este pensamiento genera y sopesarán algunos argumentos para que usted también se anime.
Podríamos comenzar diciendo lo mucho que esta forma de pensamiento inclusivo fomenta la concordia, no solo entre pueblos sino incluso dentro de su propia comunidad, pues distingue entre aquellos afines a la causa del resto de ciudadanos que, o bien son neutrales (posición esta tan cómoda como reprobable) o contrarios a sus ideas, convirtiéndolos directamente en traidores. En la mayoría de los casos a estos personajes les unen determinados estereotipos, desde la pertenencia a las clases acomodadas de uno u otro signo a la cercanía a los poderes fácticos de sus respectivos dominios. Así esta sociedad fragmentada se utiliza para vehiculizar los intereses espurios de unos cuantos sin tener en cuenta las necesidades acuciantes de la mayoría. Como pueden apreciar muy cercanos al pueblo llano.
En su honda preocupación por sus ciudadanos en Cataluña invierten el dinero público en múltiples chiringuitos que se dispersan tanto por este país como por toda Europa con embajadas, gabinetes de prensa y publicaciones de historia absolutamente delirantes, así sin ningún decoro proclaman que: ¡Elcano, Cervantes y Marco polo eran naturales de Cataluña! ¡Nada menos! Todo este dislate se remata pagando con el dinero de los contribuyentes el retiro en un palacete de un president, al que llaman exiliado, personaje este tan patético como falto de coraje para asumir sus responsabilidades como sí hicieron otros.
En este viaje de estos últimos veinte años han medrado a la sombra primero de las concesiones veladas de Aznar, la nula firmeza de Zapatero y después con la confrontación justiciera de M. Rajoy, que remató con la nefasta gestión del día de las denominadas "elecciones catalanas." Entretanto los servicios sociales han pasado de ser punteros en España a convertirse en los antepenúltimos, con desinversiones escandalosas en políticas tan necesarias en estos tiempos tan duros.
Estos enviados del "pueblo, pero sin el pueblo", y desde luego "no para el pueblo", están comenzando a devorarse entre ellos siendo incapaces de formar un gobierno, pues los intereses partidistas de unos y otros están por encima del interés general de sus conciudadanos. Creo que al final se van a independizar unos de otros.
En otras latitudes lo que distingue a sus ciudadanos además de la lengua, costumbres ancestrales e historia política, predominantemente de derechas (no nos olvidemos), se une el pasaporte necesario que confirma su identidad, el grupo sanguíneo Rh negativo. Para la historia quedan las memorables palabras de Arzalluz: "No estoy diciendo que los vascos tengan derecho a quién sabe qué supremacía. La cuestión de la sangre con el Rh negativo confirma que este pueblo tiene raíces propias…". Quizás a alguno le obligue esto a reflexionar: ¿somos los demás de origen desconocido? Se olvidan algunos de estos "gudaris" que el terror y la muerte provocada a veces con su complacencia, con poca autocrítica, ha sometido a un pueblo libre a los dictados de unos cuantos execrables asesinos en aras de la "libertad" que al parecer no tienen. Solo tienen policía propia, fueros, hacienda y un nivel de riqueza por encima de la gran mayoría de los españoles. Estos también fueron alentados por la falta de criterio de la sociedad vasca en general (ciega sorda y muda en muchas ocasiones) y la nula capacidad del Estado para gestionar acontecimientos tan dolorosos. Podremos recordar las concesiones a los nacionalistas por parte de todos y, en el colmo del cinismo, de alguien que no dudó en llamar a una banda terrorista "Movimiento de Liberación Nacional Vasco", al mismo tiempo que soñaba en catalán para hacer un reparto equitativo de la estupidez humana.
Por último, está el independentismo de Madrid: "Madrid es España dentro de España. ¿Qué es Madrid si no es España?", repite la lenguaraz Ayuso. ¡Glorioso! "Nacionalismo cañí y centralista", eso sí a cuenta de estar penúltima en cuidados elementales a sus residentes. Pero esto no importa, lo que importa es que somos "España" y por ello se pagan menos impuestos a costa de la solidaridad general, se descuida la inversión pública y los servicios sociales pasan a ser intranscendentes pues no aportan ningún beneficio a sus egoístas arcas públicas.
En Los cuatro jinetes del Apocalipsis Glenn Ford, molesto por las insinuaciones a su pareja, le decía a un general de la Wehrmacht: "Se han comido Polonia, Francia… Al final acabarán comiéndose entre ustedes".