Gonzalo Sancho
Los sueños, sueños son
He soñado tantas cosas o más que Calderón de la Barca y la Bella Durmiente.
He tenido en mi vida sueños muy agradables; algunas veces. La mayoría de los que recuerdo y casi todos olvidé, fueron pesadillas. Algunos tan surrealistas que no revelé a casi nadie.
Lo hice solamente tratándose de allegados de mucha confianza. He intentado trasoñar sueños sin sentido.
En sueños resucitaban mi Padre, mis tios, algún amigo y compañero y otros que para mi no significaban casi nada. Después desperté y ellos continuaron con su otra vida.
He sido pérfido mientras dormía y soñaba. No me he molestado e dar explicaciones, una vez despierto, porque sería alterar el sueño sin estar dormido.
Licenciado del servicio militar, he vuelto tantas veces en sueños al cuartel que debería ser, al menos, General; aunque solamente fuese emérito, por no estar en activo.
Los sueños afanosos que he tenido despierto jamás se han cumplido.
Me he despertado sobresaltado de sueños dantescos. ¡Que alivio salir!. Casi como volver a ver las estrellas a pie del antepurgatorio.
¿Que más se podría soñar?. Creería que lo he soñado todo, si no siguiera soñando.
Este sueño que ahora revelo es real:
Hace unos días vi como descargaban y almacenaban alimentos en un local social. Se aproxima la Navidad. Esto sucedió estando despierto.
Por la noche soñé que yo era voluntario en una Entidad Benéfica que reparte alimentos entre los más necesitados. A mi me correspondía colocar en una estantería viandas y sustentos, hasta que llega a mis manos una botella de vino cuya marca comercial no debo decir, pero que bien podría llamarse Santa Cecilia, si a la vega del río no le cambiaran el nombre que tuvo en otro tiempo. Me he despertado un momentito para contarles que me gusta el vino bueno. Mi médico dice, que con moderación.
Volviendo al sueño. Les dije a mis compañeros voluntarios que me ausentaba un momento. Me iba a un supermercado y compraba 5 cartones de vino barato. Volví al local benéfico, dejé los cartones en la estantería y me llevé debajo del chaquetón la botella de la Patrona de los músicos.
Desperté y se acabo el sueño. ¡ Que pena ! ¿por qué los sueños tendrán que ser tar tortuosos?