Jacobo Mesías
Elecciones en verano: ¿se puede evitar la mesa electoral?
Desde el pasado lunes hay un tema que viene monopolizando los telediarios de todo el país: las elecciones generales del 23 de julio.
La fecha escogida es ciertamente inusual. De hecho, solo recuerdo otra convocatoria electoral en plena temporada estival, y fue precisamente en Galicia, cuando Alberto Núñez Feijoo convocó las autonómicas el 12 de julio de 2020 con el total descontento de la oposición. En esos comicios le acompañó la fortuna y revalidó su mandato (¿casualidad o premonición?).
Una vez asimilado el varapalo de encajar las elecciones generales en plena temporada vacacional, la siguiente pregunta para muchos es: ¿se puede evitar acudir a la mesa electoral? Las posibilidades son variopintas:
Si tienes programadas tus vacaciones para esa fecha (una reserva de hotel, un billete de avión, unas entradas para un festival, etc.), me temo que el pronóstico es poco halagüeño, y es que la ley no contempla este supuesto en el listado de excusas. La única opción pasa por formular alegaciones ante la Junta Electoral de Zona y cruzar los dedos para que tengan piedad.
Si el problema es que te toca trabajar ese domingo (muy probable en el sector hostelero en verano), tampoco podrás librarte, pero al menos tendrás derecho a un permiso laboral retribuido durante el día de la votación, y a una importante reducción de jornada el día siguiente (por supuesto, además de la correspondiente dieta de 70€).
Sin embargo, la excusa laboral puede valerte si eres temporero y estás trabajando desplazado en otra comunidad autónoma, puesto que tener el domicilio laboral circunstancialmente alejado del domicilio censal es una situación amparada por la norma.
Si ya has estado en la mesa electoral el pasado domingo y ahora te seleccionan de nuevo, me temo que no te servirá como excusa, y es que la ley solo admite ese tipo supuesto en el improbable caso de repetir más de tres veces en una década.
Si tienes un evento familiar inaplazable (boda, bautizo, comunión, etc.), y justificas el parentesco (hasta segundo grado de consanguinidad) estás de suerte porque podrás excusarte de la cita electoral para acudir al evento.
Luego hay otro tipo de excusas que operan de forma automática (o casi): baja laboral, mayores de 65 años, lactancia, gestación avanzada, responsabilidades familiares, etc.
En definitiva, la diversidad de supuestos es inabarcable, pero no supone un consuelo a quien, como yo, tiene un evento programado desde hace semanas. En estos casos solo queda apelar a la estadística. En mi caso, la probabilidad de que me toque no alcanza el 4%, y demasiado me parece….