"El área urbana Vigo-Pontevedra existe, es una obviedad. Más allá de la división administrativa, la realidad económica, demográfica y funcional está ahí"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Profesor universitario especializado en demografía histórica, economía de la población e historia empresarial, ex diputado autonómico, concejal en Vigo y, desde diciembre, subdelegado el Gobierno en Pontevedra. Es Abel Losada Álvarez (Ourense, 1964), un político curtido en las administraciones local y autonómica de trato cordial y mente analítica, con la cabeza llena de números e ideas socialistas y muchas ganas de aprender sobre la Administración General del Estado y escuchar a los ciudadanos. En esta entrevista nos desgrana cómo encara esta nueva etapa.
Quienes le precedieron en el cargo reconocían, al inicio del mandato, la sorpresa por todas las responsabilidades asociadas a la Subdelegación. ¿Le ha pasado?
Francamente, sí. Creo que la arquitectura institucional de la Constitución Española ha focalizado mucho los servicios en las administraciones autonómicas y ha difuminado un poco las labores del Gobierno de España y, efectivamente, hay muchas actividades que no están en el radar de los ciudadanos.
Desde fuera parece que la principal responsabilidad son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado...
No. Probablemente en términos cuantitativos, teniendo en cuenta Policía Nacional y Guardia Civil, sí lo sean en relación al resto de funcionarios, pero las actividades abarcan todo el panorama económico y social. Ahí tenemos Extranjería, que es un tema en este momento muy importante y que va a ir necesariamente adquiriendo más importancia. Hay otro ámbito también muy importante que tiene que ver con el Instituto Nacional de la Seguridad Social, el mercado de trabajo. El Servicio de Empleo está transferido a las comunidades, pero la caja común de la Seguridad Social y lo que tiene que ver con incapacidades forma parte de la Administración del Estado.
Ya lleva un mes en el cargo. ¿Le ha dado tiempo a ponerse al día?
Me ha dado tiempo a recorrer con la secretaria general las dependencias que dependen directamente de la Subdelegación porque luego hay una serie de dependencias del Estado que no tienen una dependencia directa. El día de la toma de posesión la mayor parte de los responsables estuvieron aquí y sí tuve ocasión de reconocerlos, pero, desde luego, iremos a todos los centros.
¿Se ha marcado objetivos?
Uno siempre se marca objetivos, a veces más fáciles de cuantificar/confesar que otros. El objetivo fundamental es que nadie que quiera trasladarle al subdelegado del Gobierno alguna cuestión relacionada con los ámbitos competenciales se va a encontrar con la puerta cerrada. Lo hice así cuando fui diputado y cuando fui concejal en Vigo y la verdad es que creo que es la actividad fundamental de cualquier político. En la medida de lo posible, trasladar lo que hace el Gobierno de España al conjunto de la sociedad.
Hablaba en su toma de posesión de la violencia machista. Fue también uno de los principales retos de su predecesora, Maica Larriba. ¿Qué se puede hacer desde la Subdelegación?
Se puede hacer un esfuerzo de visibilización de las políticas de lucha contra la violencia machista y se puede denunciar a aquellos que la cuestionan. Indudablemente, todos los esfuerzos de carácter económico y de apoyo social a las víctimas son imprescindibles. Por deformación profesional, creo que el presupuesto es la mejor muestra de apoyo político a cualquier objetivo y el esfuerzo del Gobierno de España es innegable, más allá del ruido que pueda haber existido. No ocurrió lo mismo con la Xunta cuando Feijóo llegó al Gobierno en 2009, que hubo recortes importantes. Y creo que hemos dado un paso regresivo gravísimo, la aparición de fuerzas políticas que la cuestionan, la menosprecian, dicen que no existe y la borran del escenario. Y esas fuerzas gobiernan con otras fuerzas. Se puede hacer política por acción o por admisión.
¿Cómo de peligroso es eso para todo lo avanzado hasta ahora?
Es peligroso. La historia no digo que siempre se repita, pero, desde luego, lo que la historia nos muestra claramente es que nada está consolidado definitivamente. A mí me preocupa mucho situaciones que no son denunciadas ni por las víctimas ni por su entorno. Creo que hay que trabajar sobre el entorno de las víctimas, sobre el conjunto de la sociedad. Eso es una labor educativa de largo plazo muy importante y cualquier cuestionamiento es terrible y políticamente detestable.
Por lo que le ha permitido ver este mes, ¿qué se necesita para mejorar en cuestiones de seguridad en la provincia?
De lo que he visto hasta ahora, me ha sorprendido para bien el nivel técnico de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en relación con la lucha contra el narcotráfico. Estuve viendo en la Comandancia de la Guardia Civil los radares de superficie que tienen en las Rías Baixas. Son tecnológicamente la frontera a nivel mundial y demuestran que en los temas de seguridad que tienen una repercusión social mucho mayor como el narcotráfico, el esfuerzo económico, tecnológico y de formación de los trabajadores es encomiable.
"Mi objetivo fundamental es que nadie que quiera trasladarle algo al subdelegado del Gobierno se va a encontrar con la puerta cerrada"
Viene de las políticas local y autonómica. ¿En qué se diferencia esta nueva responsabilidad de las anteriores?
Entre otras cosas, voy a aprender cosas nuevas. La puerta va a estar igual de abierta que estaba en la concejalía en Vigo o en el grupo parlamentario socialista en el Parlamento gallego. Yo reivindico la labor de acercamiento de la política a los ciudadanos y de los ciudadanos a la política. Creo que es imprescindible que el conjunto de la sociedad entienda para lo que estamos aquí, que es para intentar solucionar problemas y mejorar las situaciones. A veces será fácil y será posible, otras veces no, pero ese es el objetivo.
Aprovechemos sus conocimientos en demografía y en economía, como profesor universitario. ¿Cómo ve la provincia en esos aspectos?
Tiene un tejido industrial muy potente, sin duda el más importante de Galicia. Hoy (por el viernes) se publicaron los datos de la Encuesta de Población Activa: en el último año el número de ocupados en la industria en la provincia aumentó un 13%. En el conjunto de Galicia aumentó un 7, prácticamente la mitad. En el conjunto de España, incluso menos. Otro dato, el 18% de los ocupados en la provincia está en el sector industrial. El sector industrial es siempre el esqueleto fundamental de la estructura económica de cualquier territorio. Hay un objetivo de la Unión Europea de llegar al 20% del PIB, que más o menos significa llegar al 20% de la población ocupada. Nosotros estamos en un 18. El conjunto de Galicia, en un 15. Y el conjunto de España, en un 13. La proximidad a Portugal es un problema porque compite con nosotros y lo hace con mucha eficacia, pero, a la vez, es una oportunidad porque el gran Oporto es casi una aglomeración de un millón y medio de personas con una capacidad de atracción y de demanda muy importante. Tenemos la frontera con Portugal con mayor intensidad de intercambio en personas y mercancías. El interior de la provincia mantiene, dentro del conjunto de Galicia, una estructura vinculada a la ganadería que va permitiendo mantener una estructura económica sostenible. Yo creo que el problema demográfico es un problema que está ahí, que va a ir a más, en Galicia, en España, en el conjunto de Europa. Es una provincia que tiene muchos elementos competitivos y la industrialización exige capital físico y, sobre todo, capital humano. También pongo otro ejemplo: de los siete centros tecnológicos habilitados a nivel estatal en Galicia, cinco están en la provincia de Pontevedra, en el área de Vigo.
"En la lucha contra la violencia machista hemos dado un paso regresivo gravísimo, la aparición de fuerzas políticas que la borran del escenario"
En esta etapa, tendrá que defender la actuación del Gobierno de España en la provincia. ¿También va a aprovechar pues para ponerle deberes y mejorar Pontevedra?
Sí, por supuesto. Yo intentaré trasladar al Gobierno de España las demandas de la sociedad y del ámbito económico que pueda haber hacia las competencias que tiene el Gobierno de España y, desde luego, aplicaré un criterio estrictamente recíproco de estar igual de pendiente de las competencias autonómicas que la Xunta de Galicia lo está de las competencias estatales.
Un vigués mandando en toda la provincia desde Pontevedra. La situación se presta a todos los tópicos y a resucitar viejas rencillas entre ciudades. ¿Lo vive así?
No, en absoluto. Soy un vigués que nació en un barrio de Ourense. Entonces, no sé si un poco más vigués o un poco menos vigués. Pero, en todo caso, es verdad que llevo viviendo en Vigo desde el año 91, 33 años, pero el tema territorial local lo vivo con distancia en general. Estoy muy agradecido a la ciudad de Vigo porque fue el lugar en el que saqué en mi oposición, el que trabajé y también el salto a la política fue en una lista provincial. Con Pontevedra tengo la vinculación que teníamos los ourensanos que en verano estábamos en Sanxenxo, además, con la ventaja de ser hijo de maestra, que las vacaciones eran muy largas. Lo vivo como lo vive el Ministerio de Fomento, que dice que el área urbana Vigo Pontevedra existe, lo cual es una obviedad. Basta con pasar a las 7:30 de la mañana por la AP-9 y ver el tráfico para ver que, más allá de la división administrativa, la realidad económica, demográfica y funcional está ahí.
"Creo que no hay pulsos locales. Nunca fui muy territorial. Eso lo entiendo bien en la Sabana, en Tanzania, pero aquí no"
Se dice que está aquí porque el PSOE de Vigo le ha ganado el pulso al de Pontevedra...
No, supongo que no. A mí me nombró el delegado del Gobierno y yo creo que no hay pulsos locales. Nunca fui muy territorial. Eso lo entiendo bien en la Sabana, en Tanzania, pero aquí no, las ventajas del primer mundo que esas cosas están un poco superadas.
Recordaba esos orígenes ourensanos, que veraneaba en Sanxenxo y decía en su toma de posesión que venía con su abuela a misa a la capital.
Sí, venía a misa y la recompensa era el chocolate con churros en el Savoy. La alternativa era quedarme fuera con mi abuelo o ir a misa con mi abuela y si iba a misa, había chocolate y si no, no había chocolate. Y por supuesto, pues estaba en misa con Don Peregrino de forma disciplinada.
¿Trabajar desde la plaza de España le hace rememorar viejos recuerdos?
Además, aparte de cuando era niño, luego di clase aquí al principio de la Facultad de Ciencias Sociales, en aquel momento Publicidad y Relaciones Públicas, que estábamos en aquella especie de contenedores metálicos que, literalmente, cuando llovía, teníamos que dejar de dar clase porque no se oía absolutamente nada. Dejé de dar clase aquí justo cuando se inauguró la facultad nueva, pero en el propio Colegio Mayor en Santiago había muchos compañeros que eran de Pontevedra y, antes de la pandemia, que nos cambió bastante la vida, prácticamente los sábados venía a cenar a Pontevedra.
¿Ha cambiado mucho la ciudad desde entonces?
Claro, sí. Yo recuerdo que cuando veníamos de Ourense teníamos que cruzarla entera para pasar hacia Sanxenxo. Recuerdo que mi abuelo, como salíamos temprano, paraba en un kiosco que había enfrente de la Peregrina a coger los periódicos que creo que ya no está. Sí ha cambiado, es mucho más habitable, es mucho más cómoda para los peatones. Yo creo que todas las ciudades han cambiado, es verdad que aquí con una política muy concreta, muy definida, que es evidente que alguna gente le gusta más, a otra le gusta menos, pero, como visitante, yo creo que es una ciudad cómoda.
"Hay muchas actividades de la Subdelegación del Gobierno que no están en el radar de los ciudadanos"
¿Le hemos recibido bien?
Sí, perfectamente. Es verdad también que creo que soy de bastante fácil contentar, pero sí sí, muy bien.
Me gustaría terminar pidiéndole un reto para este primer año.
Siento repetir el tema, pero el reto de fuera hacia adentro es mantener la puerta abierta. Y el reto de dentro hacia fuera es intentar que se conozca en la provincia la labor de la Administración del Estado. Y luego tengo una hoja excel en la que voy poniendo los concellos en los que ya he estado. Me gustaría en el primer año, no sé qué dirá el jefe de Gabinete, pero llegar a los 61. Yo creo que no vamos mal porque van seis en tres semanas.
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