Y el aplauso de las ocho es para... el Banco de Alimentos que sostiene a 700 personas de Monte Porreiro
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Todos y cada uno de los aplausos colectivos que se han realizado desde el inicio de la crisis sanitaria del coronavirus han estado cargados de emoción. Todos han tenido un significado especial para la ciudadanía que los daba y para los colectivos que con ellos veían un reconocimiento justo a su trabajo esforzado en la lucha sanitaria y social contra la pandemia.
Entre todos ellos, en el barrio de Monte Porreiro este martes se escuchó uno de los que se tradujo en más calor. Las manos las juntaban los voluntarios de Protección Civil y los usuarios del Banco de Alimentos del barrio. El reconocimiento lo recibían los voluntarios que cada día hacen posible este servicio que si antes del 14 de marzo era fundamental, estas últimas semanas se ha convertido en imprescindible.
Sonó por sorpresa pasados cinco minutos de las ocho y alcanzó tanta fuerza que seguía escuchándose en la mente de voluntarios y usuarios mucho tiempo después. Despertó lágrimas y ganas de esos abrazos hoy prohibidos para no favorecer el avance de los contagios y, una vez que se hizo el silencio y se retomó el reparto de alimentos entre los más golpeados por la vida y por esta crisis, seguía llenando el ambiente.
Los ojos de Carlos Diéguez Failde, responsable del Banco de Alimentos y presidente de la asociación de vecinos de Monte Porreiro, seguían llorosos una hora más tarde. No podía ocultar la emoción de saber reconocido un trabajo en el que lleva seis años, los mismos que lleva funcionando este servicio, y que cada día permite que se alimenten 162 familias.
En declaraciones a PontevedraViva, explicó que este Banco de Alimentos surgió hace seis años para dar respuesta a una necesidad, "porque un par de familias vinieron a pedirnos auxilio". Desde entonces, no han parado. Vivieron los duros efectos de la reciente crisis económica y ahora los de esta pandemia, que está siendo tan "gorda" que "ahora mismo el número de familias que estamos auxiliando de alguna manera se nos está incrementado en un 60% de lo que teníamos".
A día de hoy, dos meses después del inicio del estado de alarma y los momentos duros de la pandemia, están atendiendo a 162 familias o, lo que es lo mismo, están ayudando a casi 700 personas. Para hacerlo, trabajan nueve voluntarios desde un local cedido por la Xunta de Galicia.
Para poder hacer frente a esta demanda creciente, cuentan con las donaciones de entidades y particulares y con el cupo que tienen asignado de los fondos de la Comunidad Económica Europea que les llegan a través de Cruz Roja. Este trabajo nada tiene que ver con la Fundación Banco de Alimentos de Pontevedra, que, según Carlos Failde, "no nos da ni un gramo de alimentos" porque, según la explicación que asegura que le dieron una vez, "no somos una entidad de ámbito religioso". Tan solo en los últimos días le hicieron llegar 40 kilos de pescado por mediación del Concello de Pontevedra.
El Banco de Alimentos Rías Baixas de Vilalonga (Sanxenxo) sí les realiza aportaciones, también les ayuda "en la medida que puede" el Concello de Pontevedra y luego cuentan con ayuda de voluntarios como, por ejemplo, las pontevedresas María Rey y Marga Soliño, que han conseguido que esta semana les aporten en el puerto de Vigo 100 kilos de pescado o que supermercados como Gadis les haya dado un vale de compra de 500 euros.
Los repartos los van realizando cada 15 días, citando a dos usuarios cada 10 minutos para evitar las aglomeraciones o, de manera puntual, cuando consiguen alimentos frescos cuyo reparto tienen que realizar en el momento y, en estas últimas semanas, han notado que el perfil del usuario ha cambiado "de manera drástica" como, por ejemplo, familias en las que entraban dos sueldos y, de repente, se han quedado sin ingresos por dos ERTE.
"Aquí hay gente que lleva dos meses sin tener un céntimo de ingresos y esto le dio un giro total al sistema que nosotros tenemos aquí", explica Carlos. Esas personas a las que están sosteniendo para mitigar el hambre que trae esta pandemia son las que este martes han querido darle las gracias con lo poco que no le ha robado la crisis, las manos para aplaudir y la dignidad de ser bien agradecidos.
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