La educación infantil en formato burbuja se pone en marcha en Pontevedra
Por Manu Otero
Compartir, abrazar o jugar. Tres palabras fundamentales en las primeras etapas del desarrollo educativo de los más pequeños del hogar que el coronavirus se empeña en reemplazar por aislar. La burbuja es la palabra de moda en este arranque del curso de educación infantil en Pontevedra y el resto del país.
El protocolo obliga a extremar las precauciones para evitar más positivos por Covid-19, pero los profes, desbordados por el trabajo habitual y extraordinario de cada septiembre, no dejarán que la pandemia desluzca su trabajo, su vocación.
"Teníamos ganas de empezar, para demostrar que la educación puede funcionar con nuestro esfuerzo porque los niños tienen derecho a una educación de calidad", sostiene Toni Rubio, director de la escuela infantil Bambi, mientras es entrevistado, atiende a sus alumnos y vigila que el protocolo se cumpla.
Como cada 1 de septiembre, las escuelas de educación infantil de titularidad privada abrieron sus puertas. Aunque igual de ajetreado que siempre, no es un inicio de curso normal. "La incertidumbre la llevamos muy mal, no sabemos lo que nos espera, ni lo que puede pasar dentro de 15 días o un mes", admite el educador, convencido de que su escuela es un lugar seguro.
"Por los contagios estamos tranquilos, entre niños de estas edades la incidencia es menor y hay menos transmisión", apunta Rubio antes de detallar el estricto protocolo adoptado para minimizar riesgos y admitir que "nos preocupa más lo que pasa fuera del centro".
Guiados por la Asociación de Escuelas Infantiles de Galicia, estas escuelas se pasaron todo el verano planificando la vuelta al cole. "Pasamos mucho tiempo cerrados, trabajar nos gusta y estamos acostumbrados a ello", afirma el director, lamentando que bajo estas circunstancias "tenemos que dedicar mucho tiempo a tareas no pedagógicas como limpiar o desinfectar instalaciones".
Esa es solo una pequeña parte del protocolo adoptado por estos centros, en los que los grupos son más reducidos que nunca y el contacto entre alumnos y con personas ajenas al centro está reducido a la mínima expresión. Están establecidos turnos de entrada y salida, señalización en todas las aulas y pasillos, creacin de nuevos espacios, más personal y matriculación reducida. "Estamos al 60 % de capacidad", detalla Rubio, quien pone en valor que en ningún grupo hay más de doce escolares.
Pero lo más doloroso para toda la comunidad educativa es el aislamiento. "Ahora los padres se tienen que quedar en la puerta, antes podían pasar al aula. Tiene que ser así", lamenta Rubio consciente de lo duro que resulta para los progenitores y los hijos tener que separarse por primera vez para quedarse con un desconocido.
No solo en las escuelas privadas ocurre esto, en las públicas también están tristes por tener que prescindir de los padres y madres. "El nuestro era un centro de puertas abiertas y los padres eran uno más", declaran desde la escuela infantil de A Parda perteneciente a la red Galiña Azul que gestiona la Consellería de Política Social.
En estos centros, que ya trabajan a pleno rendimiento, la llegada de los alumnos no se producirá hasta el día 4. Los que renuevan matrícula serán los primeros en estrenar la nueva normalidad educativa, los debutantes llegarán a partir del día 8. "Los padres están preocupados, entendemos sus miedos, pero con los niños seguirá habiendo afecto", señala la directora de la escuela, puntualizando que el cumplimiento del protocolo será igualmente estricto.
La enorme demanda que cada año tiene este centro impidió reducir el ratio de alumnos para el nuevo curso, por lo que la planificación de la vuelta al cole está siendo compleja. "Tenemos ganas de volver a la normalidad, esta situación es estresante. Pero pondremos todo de nuestra parte para que salga bien", afirman convencidos desde el centro.
El protocolo no difiere demasiado con el puesto en marcha por las privadas, en las que tampoco está permitido acceder con carros y la más mínima sospecha de contagio será notificada a Sanidade. "Si hay una sospecha, el niño será aislado en un lugar estipulado y estará acompañado hasta que la familia venga a buscarlo. Lo notificaremos a Sanidade para que inicie el procedimiento de rastreo. Nosotros llevaremos también un registro de todos los contactos", detallan, una tarea más que tendrá que asumir el profesorado.
La salud del profesorado es otra cuestión que también será vigilada este curso. "Este miércoles estamos todos citados en Montecelo para hacernos las pruebas serológicas", confiesan tras revelar también que las reuniones entre los profesores se harán de forma virtual, que el uso de mascarilla será obligatorio en todo momento y que cada niño tendrá que llegar al centro con solo uno de sus progenitores.
A pesar del esfuerzo de toda la comunidad educativa por organizar una vuelta al cole lo más segura posible. Las dudas, el miedo y la incertidumbre reina entre las madres y padres de los pequeños escolares.
"Los padres se están portando muy bien, cumplen con los horarios y trabajamos con tranquilidad. Pero tienen muchas preguntas y hay algunas que no sabemos responder y otras que pueden ir cambiando", concluye Toni Rubio sobre la vuelta al cole más complicada de los últimos tiempo.
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