Las restricciones horarias y de aforo hacen inviable la reapertura de la hostelería en Pontevedra
Por Manu Otero & Mónica Patxot
La hostelería vuelve a abrir este viernes después de un mes cerrada, pero en Pontevedra la mayoría de las verjas seguirán bajadas. Las restricciones de aforo, el límite de horario hasta las 17 horas y el temporal que azotará la capital de las Rías Baixas este fin de semana acabaron por convencer a la mayoría de los empresarios del sector, contentos por poder recuperar la actividad pero molestos porque las medidas impuestas en la ciudad del Lérez impiden que el negocio sea rentable.
"Es imposible no perder", asegura Jacobo Barragáns, dueño del Mulligans y uno de los portavoces de la plataforma de afectados por la covid. Su empresa es una de las innumerables que seguirán cerradas en Pontevedra mientras no se flexibilicen las restricciones.
Populares bares y restaurantes como La Gramola, el Pintxo-Viño, Cervecería el Bruc, Moma o la Taberna Zentola han comunicado ya que tampoco piensan abrir en estas circunstancias. "No abrimos porque perdemos dinero. El 50 % de la terraza y solo hasta las 17 horas parece una broma", afirme incrédulo Ángel Sorey, propietario por ahora de cinco locales en la ciudad, aunque está convencido de que alguno de los suyos acabará cerrando de forma definitiva como consecuencia de esta crisis.
En muchos casos, poner en funcionamiento los locales supone un incremento considerable de los gastos que no compensarán con solo unas pocas mesas de terraza. "Nosotros solo podemos montar tres mesas fuera, y si abrimos el local tendremos que encender todas las luces y la cocina. Estamos pensando y decidiendo con la gestoría qué nos compensa más", explican desde el Barallocas.
Existe otro motivo de peso que inclina la balanza hacia el mantenimiento del cierre. Abrir las puertas supondrá la renuncia a una parte de las ayudas que la Xunta puso a disposición del sector. Muchos empresarios todavía no tienen claro el contenido de la letra pequeña de la línea de subvenciones y de la orden de reapertura para este fin de semana. Nuevamente las consultas a las gestorías están disparadas, pues el futuro de muchos negocios depende de estas ayudas Por ello, muchos esperarán unos días para abrir, otros ya tienen decidido no hacerlo hasta que se amplíe el horario de cierre.
"Tenemos muchísimas ganas de volver a veros y una necesidad imperiosa de trabajar, pero por el momento permaneceremos cerrados ya que no estamos de acuerdo con las medidas que nos obligan a acogernos, considerándolas mucho más perjudiciales para nuestro negocio", recoge el comunicado conjunto emitido por la Gramola y el PintxoViño en sus redes sociales.
No solo en Pontevedra son más numerosos los que mantendrán cerradas sus puertas, en Marín y Poio tampoco están muy convencidos de la viabilidad de sus negocios con estas restricciones. Por ello, restaurantes tan frecuentados como el Asador o Remo o el Tintanegra permanecerán cerrados hasta que la situación sea más favorable.
Uno de los pocos que sí abrirá el viernes sus puertas es la Vinoteca Envero. "Nosotros ya estamos con el delivery, por eso vamos a abrir", resume el propietario Jacobo Rodiño, deseoso de recuperar el contacto directo con sus clientes, aunque es consciente de que no es la mejor de las soluciones. "Será un complemento más", sostiene consciente de la caída de los ingresos desde el inicio de la pandemia. También la tapería O Cruceiro, en las cinco calles, volverá a montar este fin de semana su terraza.
La situación es límite y a muchos pequeños bares no les quedará más remedio que abrir. "Hay algunos que van a abrir porque lo necesitan", admite Barragáns. "Hay hosteleros que están viviendo al día y no tienen ni para comer, están pidiendo ayuda", añade Sorey para poner en evidencia la magnitud de la crisis que están atravesando los hosteleros.
Para dejar constancia de la delicada situación que atraviesa el sector, Hoempo (Asociación de Hosteleros Empresarios de Pontevedra) ha organizado este jueves una caravana por las calles de Poio, Pontevedra y Marín. Decenas de trabajadores del sector han participado en esta marcha, que se une a las manifestaciones de cada lunes y a las caceroladas de los viernes.
Su petición principal es que les permitan trabajar con normalidad, "como a supermercados o comercios", pide Sorey, miembro de Hoempo. Pero recuerdan que las ayudas son imprescidibles para salvar a un sector vital en la economía española. "Pedimos que las ayudas de la Unión Europea se canalicen hacia la hostelería y el turismo", apunta el empresario la tesis que defenderá Hoempo durante su intervención este sábado en el programa La Sexta Noche, de La Sexta.
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