El reto de llevarse a casa un menú de entrante, plato principal y postre por seis euros
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Las propuestas gastronómicas del alumnado del CIFP Carlos Oroza de Pontevedra, de las que en los últimos años la ciudadanía puede disfrutar en su aula restaurante o en sus foodtruck, también pueden degustarse en casa hasta el 10 de marzo a través de un servicio de comida para llevar puesto en marcha durante un mes.
Por un precio muy ajustado de seis euros, el comensal puede llevarse cada viernes un menú con entrante, plato principal, postre y envases desechables, todo de comida saludable con productos de calidad garantizada. Entre el 17 de febrero y el 10 de marzo, cada viernes, once alumnos van rotando para encargarse de ofertar sus menús, de tal forma que hay semanas con dos y otras con cuatro diferentes.
Este viernes 3 de marzo habrá dos opciones. La primera, con crema de hortalizas, lomo de cerdo asado con jamón, queso y champiñones y buñuelos de manzana. La segunda, con crema de calabaza, pollo guisado con patatas y semifrío de yogur y naranja.
Ricardo es el responsable de la primera y esta semana, al tiempo que ultimaba los detalles del menú, explicó que su menú es una oferta "más o menos sencilla" y "basada en la comida del día a día". Él lo tenía claro desde el primer momento, buscaba algo diferente, y, al mismo tiempo, "algo sencillo, pero rico en sabor".
"No quiero impresionarlos con los ojos, sino con el estómago", explicó, en alusión a un proyecto en el que la premisa era "no había que hacer algo extraordinario, comida de todos los días". No en vano, requisito fundamental era ajustarse a un precio máximo de seis euros el menú. Dado que cada cocinero tiene que preparar diez menús, el precio total de su lista de la compra no podría superar los 60 euros, con los envases incluidos.
Con esa limitación de seis euros, que "hoy en día es un precio relativamente barato", Ricardo buscaba que "cuando coman, se queden a gusto y a un precio módico", por eso, por ejemplo, descartó la ternera u otras carnes más caras y apostó por el lomo de cerdo, para "sacar un sabor de un producto relativamente barato".
El proyecto forma parte de la formación del alumnado de segundo curso del ciclo superior de dirección de cocina y pretende situar a los estudiantes ante una situación que cada vez se encontrarán más en su futura vida laboral, ante la proliferación de los servicios de entrega a domicilio y comida para llevar en todo tipo de proyectos culinarios.
A nivel docente, el proyecto lo guía Ricardo Fernández Guerra, docente de la especialidad de cocina y pastelería, que explica que "está teniendo mucho éxito". No es la primera vez que se pone en marcha en el centro un proyecto de similares características, pero en esta ocasión trae como novedad la forma de venta, pues se ha buscado que mejorar en la forma en la que llega al ciudadano.
Este docente insiste en que "hoy en día, tiene que ser accesible a través del móvil" y en el centro buscan que el alumnado salga preparado para el mercado laboral actual, de modo que el ejercicio formativo exige que cada cocinero haga todo el proyecto de principio a fin, desde diseñar el menú a preparar el escandallo (la relación de materiales y procesos empleados), encargarse del márketing y de su difusión a través de redes sociales y venta en línea.
En años anteriores, el comensal interesado en llevarse este menú debía inscribirse en una lista física en el propio centro, pero ahora se ha generado un código QR para que se pueda pedir directamente a través de Internet. Luego, el comensal solo tendrá que acudir el viernes en horario de 13.30 a 15.30 horas y pagar sus seis euros para llevarse el completo menú a casa.
De hecho, los menús de todos los viernes están ya todos vendidos, pues "no se trata de ser un negocio", aclara Ricardo Fernández, sino de que el alumnado salga preparado para desarrollar un proyecto de estas características.
También como novedad, y para recibir el feedback de la clientela, en los días siguientes a la venta del menú, se realiza una encuesta de satisfacción.
Juan es un estudiante que ya ha podido recibir las realizadas. Ya sirvió su menú en las primeras semanas de ejercicio, fabada al estilo asturiano, merluza en salsa verde y tarta de queso al horno, y ahora que ha pasado a la clientela la encuesta de satisfacción, reconoce que "la verdad es que los resultados son bastante buenos; estoy recibiendo siempre críticas constructivas, obviamente, de algún plato que se puede mejorar".
Ajustarse al límite presupuestario es uno de los aspectos más complicados del ejercicio. "Lo más complicado fue cuadrar el coste de la materia prima dentro lo que teníamos establecido. Aparte de ser un reto, también es una labor de búsqueda y de pensar para ajustar", explica.
En su caso, reconoce que fue necesario rectificar algún plato porque pensaba en alguna guarnición que "por el coste, no es posible".
Su profesor reconoce que a algún estudiante le costó un poco todo el proceso, pero "en general, todos lo consiguen" y se sirve un menú al comensal de buena calidad y que, además, es accesible a la ciudadanía, pues "crean un formulario fácil" para poder pedir desde el teléfono móvil. Los hay que apostaron por una propuesta tradicional y otros por platos más creativos, pero, en general, "no muy complicados", sobre todo, por esa limitación presupuestaria.
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