Kilian Ramírez, el héroe de un Cisne que se quedó a un palmo del triunfo en Guadalajara (24-24)
Por Almu Dapena
Club Cisne Balonmano y Guadalajara, dos equipos con la necesidad de ganar para seguir soñando con la permanencia en Liga Asobal, se vieron las caras este viernes. Los blancos recuperaban efectivos para la jornada clave y eso se vio en la cancha, sobre todo por la reincorporación de Cavalcanti, clave en los metros finales para que los suyos tomaran las primeras ventajas del encuentro.
Fueron los de Javier Márquez los que dominaron el duelo, llegando incluso a colocarse con una renta de cinco tantos gracias a las intervenciones de Kilian Ramírez, que se convirtió en el hombre del partido con un porcentaje de casi un 39,47% en paradas (15/38) y decisivo en la última jugada. También su homólogo en el lado contrario, Marco Krimer, que entró en la segunda mitad, no quiso ser menos (38,89%, 7/18) y protagonizó una serie de intervenciones que resultaron clave para los intereses de su equipo y poder firmar un empate final que no favorece ni a unos ni a otros (24-24).
Comenzó el partido de cara para el Cisne, aprovechando una doble superioridad numérica por las exclusiones casi seguidas de Alberto Díaz y Kemal Hamzic, que se tradujo en un primer parcial de 1-4 gracias a los tantos de un recuperado Cavalcanti y de Álex Chan. Además, a Kilian Ramírez le estaba saliendo todo bajo palos y frenaba los lanzamientos de un Guadalajara al que le costaba encontrar huecos entre la férrea zaga blanca.
En un abrir y cerrar de ojos el cuadro local logró apretar el luminoso aprovechando la exclusión de Cavalcanti y una serie de pérdidas en el ataque pontevedrés que se tradujo en un resultado de 3-4, pero la alegría duró muy poco ya que enseguida el Cisne se puso otra vez manos la obra y, secundado por su guardameta, dio la vuelta de nuevo a la tortilla para firmar un 4-7 cuando se alcanzaba el ecuador del primer acto, instante que aprovechó Requena para parar el tiempo y reordenar a los suyos.
Los de Javier Márquez estaban cómodos, les salían las cosas y seguían golpeando a su rival, llegando incluso a ampliar la diferencia en cinco tantos cuando quedaban poco más de cinco minutos para alcanzar el descanso (6-11).
Parecía que las cosas iban bien para el Cisne, pero la precipitación en los últimos pases y las imprecisiones se tradujeron en que el Guadalajara se recuperó y apretó el resultado para enviar el partido al intermedio en un 11-13 que dejaba todo por decidir en la segunda mitad.
Reaccionó el cuadro local nada más salir de los vestuarios colocándose a tan solo un gol del empate gracias a la doble intervención del recién ingresado en el terreno de juego Krimer en portería. Kilian Ramírez, por su parte, también se quería unir a la fiesta de las paradas y aparecía bajo palos para dar un pequeño respiro a los suyos en esta segunda parte, pero la exclusión de Franceschetti sentó como un jarro de agua fría a los blancos, que vieron cómo el Guadalajara igualaba el partido y complicaba las cosas (min. 7, 16-16).
Pidió tiempo muerto Márquez y pareció dar con la tecla para revertir la situación. También una tarjeta roja a Alberto Díaz favoreció los intereses del cuadro lerezano, que tiraba de fe y garra para mantener ese pequeño margen de uno o dos goles, pero por momentos se estrellaba en un Marco Krimer que realizaba estiradas casi imposibles que daban alas y esperanzas a los suyos.
Daba la sensación de que todo podía pasar, la emoción estaba servida y cualquiera podía hacerse con el triunfo. Y por primera vez en el envite, el Guadalajara aprovechaba un reparto de goles para, en una de estas, interceptar un balón en el ataque del Cisne y adelantarse (min. 18, 20-19).
Los porteros estaban soberbios, por momentos los visitantes mandaban en el marcador y en otras ocasiones eran los locales, ambos conscientes de la obligación de ganar y de no dar por perdida ninguna jugada.
Con el empate a 22 se llegó al minuto 25, pero fueron los de Pontevedra los que, apoyados en una férrea defensa, en Kilian Ramírez y en una rápida movilidad en los metros finales, conseguían respirar y llegar al último minuto con un gol de diferencia y con el que parecía el último ataque a su favor. Javier Márquez paró el tiempo, el Cisne atacó, pero Guadalajara le cortó las alas robando y provocando un siete metros en área blanca. El balón se fue fuera, los blancos se precipitaron en la salida de balón y los locales interceptaron el esférico, igualando así el partido a falta de 30 segundos para la conclusión (24-24).
Esta vez no era viable la opción de fallar, pero la precipitación en un pase de Carlos Álvarez provocó el contragolpe decisivo de un Guadalajara que de marcar se llevaba la victoria. En cambio, Kilian Ramírez, el hombre del partido, acabó con la esperanza local con una parada decisiva con la que se firmó un empate a 24 que no favorece a los intereses ni unos ni de otros.
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