Jacobo Mesías
¿Merece la pena el matrimonio?
Desde hace años, las estadísticas sobre el número de matrimonios muestran una tendencia netamente bajista. La inestabilidad laboral, el contexto social, o la propia demografía, están detrás de este declive. En este contexto, son muchas las parejas consolidadas que se preguntan si merece la pena casarse.
Algunas de las ventajas más relevantes están en la esfera luctuosa, por lo que casarse puede servir como mecanismo de previsión.
Por ejemplo, en el ámbito prestacional, el matrimonio permite un reconocimiento cuasi automático de la pensión de viudedad (si se cumplen los demás requisitos, por supuesto).
En materia hereditaria, el matrimonio garantiza al cónyuge superviviente una cierta participación en la herencia, incluso en el hipotético caso de que no se hubiese otorgado testamento. Además, los gallegos podemos beneficiarnos de una importante reducción en el impuesto de sucesiones, de modo que el cónyuge viudo no pague impuestos por la adquisición de los bienes heredados (o lo haga en muy menor medida).
En relación al impuesto sobre la renta, también tiene su incidencia, y es que solo los cónyuges pueden optar entre hacer la declaración individual, o hacerla conjunta. Esta elección puede suponer un ahorro más que significativo cuando uno de los miembros de la pareja no percibe rentas, o las percibe muy bajas (en los demás casos, la ventaja fiscal suele ser irrelevante).
Por último, en materia laboral existen determinados permisos que están directamente vinculados al matrimonio (accidente, hospitalización o fallecimiento del cónyuge, por ejemplo), amén del archiconocido permiso de quince días después de la boda.
Tras este escueto análisis, queda patente que casarse reporta algunos beneficios, que tendrán mayor o menor repercusión en función de los particulares de cada cual.
Ahora bien, ¿qué pasa con las parejas de hecho?
En Galicia, el tratamiento de las uniones de hecho se asimila sumamente al matrimonio, por lo que las ventajas son casi idénticas, dejando a salvo cuestiones puntuales como la posibilidad de la declaración conjunta en el IRPF o los permisos laborales no reconocidos en convenio colectivo. En este sentido, la elección entre una u otra institución suele tener un trasfondo más personal que jurídico, y es que, para muchas personas, el matrimonio representa algo más serio; un paso más allá de la pareja de hecho.
Después de todo lo expuesto, cada cual que responda: ¿merece la pena casarse?