Jacobo Mesías
Subida del alquiler e IPC: ¿me están engañando?
Empezamos el mes de marzo con una nueva subida del IPC, y se consolida así una tendencia alcista que parece no tener un límite cercano. El ciudadano medio continúa ganando lo mismo, pero la vida está cada día un poquito más cara.
Uno de los efectos más palpables de esta escalada de precios lo tenemos en los alquileres, y no me refiero a que arrendar una vivienda sea cada vez más caro (que lo es), sino a cómo incide el IPC en los contratos de alquiler vigentes en este mismo momento.
La inmensa mayoría de contratos de arrendamiento prevén la actualización de la renta en función de este índice. Se trata de una fórmula empleada por el arrendador para acomodar el precio del alquiler al contexto económico, protegiéndose frente a posibles pérdidas de poder adquisitivo.
En este sentido, lo primero que cabe señalar es que la actualización de la renta solo es posible cuando esté expresamente contemplada en el contrato. Es decir, si el inquilino tiene la suerte de que su casero obvió incluir una cláusula de este tipo, puede dormir tranquilo, pues el IPC no afectará a su alquiler.
Si el contrato (como casi todos) contiene una cláusula de actualización, habrá que analizar el cómo y el cuándo se procede al incremento, ya que la ley es muy estricta al respecto.
El momento es clave. El arrendador no puede actualizar la renta cuando a él le plazca, sino solo cuando el contrato cumpla las sucesivas anualidades. Es decir, si se firma en febrero, solo se podrá actualizar en febrero del año siguiente. Si lo hiciese en cualquier otro mes, el incremento no sería aplicable.
Además, si no se actualizó la renta, no es posible reclamar luego esas cantidades, esto es, no se permite la retroactividad.
Por otro lado, la forma en que se practique la actualización también es de suma relevancia. La subida del alquiler ha de ser comunicada por escrito (nunca de forma verbal), y necesariamente debe expresar el incremento aplicable.
En definitiva, la actualización de rentas es una cuestión muy sencilla, pero con muchas aristas que propician irregularidades. Haciendo propio el eslogan de una conocida asociación de inquilinos, "si tu casero quiere subirte el alquiler, no seas IPCente".