Egeria: la primera viajera, mujer y gallega
Por Marga Díaz
En la historia del viaje y en su desarrollo, prácticamente todo el mundo conoce como gran divulgador al veneciano Marco Polo. A través de Il Milione, su libro de viajes, aunque no escrito por él, sino por Rustichello su compañero de celda que se supone anotaba los relatos que el comerciante viajero le narraba, muchos lectores abrieron los ojos a un Universo prácticamente desconocido: de su viaje por la ruta de la Seda, él recordaba no solo paisajes y costumbres del mundo tan diferente que había recorrido, sino seres extraños y raros prodigios. ¿Fantasías? Tal vez, o quizás no, quizás animales nunca antes vistos por el mundo occidental, que en su joven imaginación e ignorancia inicial él confundía con seres mitológicos. Quizás los extraños rinocerontes asiáticos tendrían mucho que ver con los Unicornios que decía haber visto el veneciano. El caso es que Marco Polo con sus maravillosos relatos se convirtió por muchos años en el auténtico referente de la cultura viajera. Luego vinieron los grandes exploradores: Alexander v. Humboldt, James Cook, Livingstone… hasta ahí todo correcto.
Sin embargo, la historia del viaje nos evidencia que ese origen aventurero y afán narrativo es muy anterior a todos ellos, incluso a Marco Polo, y que ya en el siglo IV hubo una persona que en verdad se podría considerar la auténtica precursora de la narrativa viajera. Egeria que así se llamaba no gozó de tanta fama como sus compañeros de afición, quedando hasta hace muy poco en ese lugar que, por sistema, le ha correspondido siempre a esa clase de personas que eran pioneras en sus campos pero adolecían del pequeño "defecto" de ser mujeres: el olvido.
Así Egeria, mujer, viajera, narradora, pionera y para más señas, gallega, narra y hace partícipe a quien se aventure a leer sus cartas, el maravilloso y arriesgado periplo, desde la antigua Gallaecia, hasta Tierra Santa.
A Egeria, se le suponía monja o abadesa, tal vez por el nombre que dio a sus manuscritos: "Itinerarium ad Loca Sancta" aunque hoy se cuestiona ese dato. Religiosa, piadosa, abadesa o no… lo que importa es que Egeria no solo era osada y curiosa sino astuta y muy inteligente, capaz de cuestionarse todo lo que oía y le contaban. En sus cartas se muestra a veces escéptica con ciertas creencias. Un episodio conocido es cuándo le muestra el obispo de Segor el lugar donde según las Escrituras, Edith, mujer de Lot, se convirtió en estatua de sal en castigo por su curiosidad. Algo que cuestiona Egeria con cierta ironía escribiendo: "Pero creedme, cuando nosotros inspeccionamos el paraje no vimos la estatua de sal por ninguna parte, para qué vamos a engañarnos". Porque con toda seguridad para Egeria la curiosidad era una virtud que no debía desdeñar.
Otras viajeras fueron visionarias y adelantadas para unas épocas en las que la cultura patriarcal dejaba relegadas a las mujeres a la vida dependiente de maridos y padres. May French Sheldon, escritora y exploradora, que encabezó la primera expedición al Kilimanjaro con una mujer al frente; Hester Stanhope, escritora que viajó por el desierto recogiendo sus experiencias en el libro "Viaje a Oriente" o ya en el siglo XX Amelia Earhart, la aviadora que quiso dar la vuelta al mundo.
Si bien es cierto que todas ellas despertaron también la admiración de quienes veían su vida como un referente de un incipiente feminismo, lo cierto es que la sociedad las mantuvo en un injusto anonimato en unas épocas en las que su curiosidad y espíritu aventurero se veía como un pequeño defecto de la caprichosa conducta propia del carácter femenino o incluso en muchos casos, un absurda obsesión de estúpidas y necias.
El caso es que Egeria, la gallega viajera ya rescatada del olvido las representa a todas ellas, mujeres valientes, inteligentes, decididas trasgresoras de unos valores que asignados desde el más oscuro sistema patriarcal relegaban a la mujer al papel de compañera fiel, limitando su independencia y anulando su talento. Egeria es la aventurera pero también la escritora, la científica, la pintora o la investigadora. Es la Amelia Earhart, la Margarita Salas, la Rosalía de Castro, la Clara Peeters y porque no, la Rebeca Atencia, también investigadora, aventurera, gallega y mujer.
Marga Díaz http://viajesvagalume.blogspot.com/
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